Olvidate del matadero

Olvidate del matadero

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    Daniel Franco

 

La vieja grieta

Entre el año 1838 y 1840, Esteban Echeverría escribe “El matadero”, considerado el primer cuento argentino. Publicado veinte años después de la muerte del autor, en la Revista del Río de la Plata, el texto contextualiza toda una época desde el aspecto económico, político y social; y, principalmente, muestra esa vieja antinomia entre Federales y Unitarios, que también se verá reflejada en la oposición de ideas que plantea Sarmiento en su libro el Facundo, en términos de civilización y barbarie. Aquella grieta, que contraponía dos modelos de país, estuvo siempre arraigada en nuestra sociedad. La conciliación entre ambas posiciones es una deuda pendiente, que aún hoy se intenta saldar; sabiendo que quizás, sea una tarea inútil o por demás estéril, cuando los dilemas están tan fuertemente impregnados a la idiosincrasia de un país marcado por sus divisiones.

Entonces: ¿Desde qué lugar contar la historia sin quedarse de un lado u otro de la vereda? ¿Cómo construir una mirada que pueda interpelar, problematizar, y hurgar en las motivaciones y controversias que todo hecho histórico presenta? ¿Cómo pensarse sin ser condicionado por las posiciones extremas, que a través del fanatismo – cualquiera sea-, nublan toda capacidad de juicio? Es éste, el desafío de “Olvidate del matadero”; una obra que pone como protagonista a un personaje llamado “Misky”: un opa, un loco, un retrasado; el arquetipo mítico de pueblo que dice las cosas con total ingenuidad, pero desde la verdad más pura e inocente; alguien que intenta entender lo que sucede en ese momento; comprender las razones que mueven a los hombres a tan sanguinarios enfrentamientos. El personaje (único en esta historia) es hijo de una criada del propio Esteban Echeverría; tiene la afición de leer y releer todo cuanto cae en sus manos. Entre los textos que posee, están algunos manuscritos del cuento “El matadero” aún no publicados. Con el asombro, la curiosidad y la inocencia de un niño cuenta lo que lee; lo que intenta retener en la memoria desobedeciendo la orden o el mandato que le impone olvidarlo todo.

En un escenario despojado (con un mínimo de escenografía), el actor Pablo Finamore encarna,  de manera destacable y solvente,  al protagonista de esta obra. Utilizando todos sus recursos corporales e interpretativos, compone un personaje entrañable que empatiza claramente con el público: inspira ternura, complicidad y hasta compasión. Con mucho humor son abordadas las diversas situaciones que narra y lo tienen a él como protagonista o testigo privilegiado. La dirección de Claudio Martínez Bel es acertada y precisa: logra que el actor se instale en la escena y construya sobre el escenario un itinerario de desplazamientos y situaciones que capturan la atención del espectador.

Esta versión de “El matadero”, contada desde un lugar inesperado, lejos de cerrar o querer imponer una versión de la historia, invita a reflexionar y a abrirse a las preguntas sin condicionamientos; propone una mirada que se sostenga desde el asombro, la ingenuidad,  la extrañeza, con el fin de realmente comprender y poder algún día construir algo nuevo.

Ficha:

Intérprete: Pablo Finamore

Dirección: Claudio Martínez Bel

Categorías: Reseñas

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