La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus
Ficha
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Prensa:
Tehagolaprensa
La comedia es frenética, la académica es cómica
El lenguaje es, en efecto, un hecho definitorio de lo humano. La capacidad de dar sentido, muchas veces dada por sentada, es lo que hace inteligible el mundo. Más aun, como acto social, es decir, entre personas, se presta a las confusiones, dobles sentidos y demás perlas lingüísticas que, muchas veces, pueden volver más risible la realidad. Bajo esa premisa, La lengua… es un unipersonal cómico a cargo Diego Carreño, sobre las vicisitudes obsesivo compulsivas de un tesista doctoral que aborda la hipótesis que da título a esta obra.
La neurosis del protagonista se hace patente en la escena. Un espacio caótico, con papelerío por doquier, el huraño refugio de un exiliado, con una cama y una maquina de escribir a cada extremo del escenario. Diego Carreño esta a punto de concretar su investigación, incorporando las últimas figuras del lenguaje a su trabajo. En su locura humorística, dialoga con su loro, “Reflu”, y diferentes personajes de su pasado, a través de cartas escritas a máquina. Su relato casi autobiográfico es constantemente invadido por el delirio, y por la irrupción casi didáctica de diferentes formas de “hackear” la lengua: la metáfora, la paradoja, la paronomasia, locuciones cristalizadas, entre tantas otras.
Carreño, dramaturgo y actor, se sumerge en la locura ludolingüística. Doblando el lenguaje con la astucia de Les Luthiers, Cantinflas y Chespirito, la obra repone diferentes escenas de un intelectualoide ignoto que es viva prueba de su propia hipótesis. Infectado por los puntos ciegos del lenguaje, Carreño habla el idioma de la locura, aquella que juega entre la fina línea de la cordura. Dicha línea es efectivamente el lenguaje, un delicioso acervo de equívocos fascinantes, ejecutados con precisión coreográfica por el protagonista.
La mano de Gabriel Wolf también se hace notar. Un humorista de trayectoria, su dirección e “investigaciones” previas que sirvieron de base para el texto tiñen de profesionalismo todo el espectáculo. La ironía del humor hecho en serio, una artesanía que pocos logran realizar con semejante calidad, se hace presente en este show. En el mismo se observa esa sinergia única entre actor, dramaturgo, director, y excelentes colaboraciones en off, de otros comediantes de la talla del espectáculo.
La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus es un experimento social. La platea es inoculada con el virus cómico del lenguaje cómico. No hace falta ningún tipo de precaución ni protección. La risa es el síntoma y la cura de una catártica hora de tropiezos verbales maravillosos, un humor extemporáneo y simplemente delicioso, locura que todo lo cura.
Ficha:
Actor: Diego Carreño
Director: Gabriel Wolf
Género: Unipersonal #Comedia
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