Nunca más

Para aquellos que no vivieron la época nefasta de la dictadura militar acaecida en los años 70 en Argentina, o que tienen poco conocimiento de la atrocidad de esos momentos,  “La fundación” comprime en solo un rato el dolor, la indignación, la angustia y la maldad de sus protagonistas.

Desde el minuto cero y con la sala completamente a oscuras, la obra ya comienza a contagiar una carga emocional de sentimientos encontrados, donde el fuero íntimo de cada espectador se deja llevar por los primeros rostros y oratoria de sus actores.

En una escenografía simple pero totalmente representativa de un lugar donde se construye una triste historia, la interacción comienza entre Pedro y Marta, una pareja cuyo objetivo es formar una familia feliz a través de la adopción de un hijo. En ese preciso momento, la narrativa marca un nuevo corte. La verborragia y desesperación que emana de las entrañas de Pedro, es un ejemplo fiel del pensamiento cruel y opresor de quienes destruyeron la historia argentina desde sus raíces, de quienes a costa de un ideal absurdo y altanero, llenaron de desdicha a la gente común.

Marta, por su parte, deja ver un cierto grado de cobardía en su decisión de acudir a la Fundación en busca de su felicidad y de vivir de forma negligente esta situación. Sin embargo, a medida que avanza su comprensión de semejante atrocidad, nace en ella el amor compasivo y la fuerza indestructible de las madres del mundo, que jamás serán derrotadas en cuestiones del corazón.

La dramaturgia de Susana Torres Molina y la interpretación sincera y sentida de cada uno de los actores hacen de la puesta en escena un marco calcado de aquel entonces, donde todo estaba oculto y restringido. Cada instante de la obra está cargado de historia, recuerdos y pensamientos de los más sentidos, de esos que a veces no queremos recordar pero están grabados en los genes de las personas más vulnerables.

En una época en donde todo pareciera que está mal, que nada funciona e incluso que esa época turbulenta y nefasta resurge en nosotros, La Fundación nos permite “no olvidar” y reflexionar constantemente sobre el rol que tenemos como seres humanos en los ámbitos más íntimos de nuestra vida, donde nadie nos ve. La convicción con la cual sostengamos ese ideal de paz y armonía, en la que tengamos como máxima prioridad la vida de las personas,  es lo que marcara una nueva época donde aquellos años grises de nuestra amada Argentina sean considerados como un recuerdo imborrable de lo que nunca deberá volver a pasar. QUEDA EN NOSOTROS.

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