Juana la loca

Juana la loca

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La locura de ser mujer

Juana I de Castilla, apodada “la Loca” por una supuesta enfermedad mental, fue encerrada durante cuarenta y seis años en un castillo, primero por orden de su padre (Fernando el católico) y luego por su propio hijo (el rey Carlos I). La causa de esta locura estaba vinculada, en principio, a los celos que sufría por la relación que mantenía con “Felipe el hermoso” (su marido), quien se dice que la engaña sin ningún tipo de escrúpulos y abiertamente, y luego fue profundizada por la muerte del mismo, en una situación dudosa, que según se dice, podría haber sido envenenado por su propio suegro, aunque existe otra versión que sostiene que fue la peste (aparecida en Burgos) la razón de su temprana muerte. Las intrigas políticas, las luchas de poder y el lugar de la mujer en aquellos tiempos posiblemente hayan sido la verdadera causa de reclusión, tortura y tormento de una reina que se la recuerda tan solo por su apodo.

En un escenario despojado -donde toma el centro simbólico y espacial, un trono-, Juana reposa. Sus pensamientos tiñen sus expresiones: imágenes, recuerdos, voces acuden a su memoria mientras mantiene los ojos cerrados intentando aferrarse a un sueño del cual no quiere despertar. Es la soledad del poder y el vacío que lo recubre, la ambición de los otros y la traición de los que más amó, la razón por la cual deberá estar encerrada hasta el fin de sus días.

Entre luces y sombras, la acción de despliega en escena de la mano de la actriz María Seghini, quien realiza un trabajo excepcional, poniéndole el cuerpo y la voz a Juana, la única protagonista de la historia. Personajes, como su esposo, su madre, su nieto, entre otros, vivirán en sus recuerdos y aparecerán en escena rememorados por el personaje a través de miradas, tonos o gestos, que la actriz manejará con gran sutileza y precisión.

El texto de Pepe Cibrián Campoy -de una enorme poesía, potencia y teatralidad-, es llevado al escenario por la impecable dirección de Ana Padilla. Sin dudas, la directora, logra conducir a la actriz por los más oscuros, contradictorios y complejos laberintos de un personaje deslumbrante, para la escena teatral.

La música original de Ana Foutel es otro gran acierto para esta puesta. Y también, cabe mencionar el vestuario de Pepe Uría y el diseño de luces realizado por Daniel Gismondi. Este equipo de trabajo se muestra más que solvente y acompaña esta propuesta, donde una actriz de gran talento, encarna de manera maravillosa al mítico personaje.

Una obra para no perderse; con una excelente actuación, un texto intenso y una puesta impecable que mantiene al público atento e interesado de principio a fin.

Ficha:

Intérpretes: María Seghini

Dirección: Ana Padilla

Género: Drama

Categorías: Reseñas

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