Acaricia mi ensueño
Corren los años 50 y Serafín (Patricio Coutoune) está encerrado, pero no sólo en cuatro paredes con poca distancia entre sí, sino que pareciera estarlo en el pasado, en sus días de antaño, cuando la gloria lo acompañaba arriba del ring.
Día tras día, la rutina es inevitable, siempre lo mismo, el espacio reducido no le permite hacer mucho más, una cama pequeña, una mesita con un tacho de lata para higienizarse y una taza haciendo juego para saciar la sed, no mucho más que eso, está condenado a la quietud. Pero para él, las limitaciones son sólo físicas, ya que su mente viaja y vuela alto, va al pasado y sueña con un futuro diferente.
Este musical con un solo protagonista, está marcado por el tango y todo lo que el género acarrea, principalmente nostalgia. Un recorrido musical que acompaña la historia del protagonista, esa en la que el engaño, el juego sucio y la traición, lo obligaron a colgar sus guantes de box, que interrumpieron un futuro prometedor y le trastocaron la vida para siempre.
Recuerdos que invaden los sueños, que llegan cuando él no los espera… aunque lo hacen con frecuencia, que lo obligan a recordar el pasado soñando y soñar el futuro despierto, todo se mezcla, se confunde, se funde de la mano de un tiempo que avanza al son de un 2×4.
Un trabajo tan intenso como magnífico de Patricio, dónde más allá de mostrar un gran caudal vocal y su capacidad interpretativa, acompaña poniendo el cuerpo, haciendo que la historia de este hombre que intenta ganarle a la soledad, el hastío y la tristeza, lo atraviesen y todo esto se refleje en el escenario. Alegría, dolor, resignación, esperanza, añoranza, nostalgia, orgullo, es habitado por todos los sentimientos y no puede contenerlos, por lo que los deja salir libremente a través de su relato y su canto.
Este espectáculo fue escrito para Coutoune por su esposa Pamela Jordan, quien realizo un trabajo a medida, que su pareja supo aprovechar y lucirse.
Con música de Fernando Nazar y dirección de Pablo Gorlero, este unipersonal es sólido, intenso, hasta se puede decir que más allá de la temática es tierno, logra mostrar como un hombre se relaciona con sus recuerdos, estando preso, como la vida lo devora, pero aún en esas condiciones, puede sacar una sonrisa, tener esperanza y soñar.
Una espiral en la que pasa de la alegría al drama, que va cobrando intensidad a medida que avanza, la forma de contar y vivir la historia, demuestra claramente que el protagonista pasa una y otra y otra vez por los mismos lugares, sin poder salir, sin lograr despegarse, sin olvidar como aquellas personas en las que confiaba lo llevaron a ese lugar y aunque trata de ponerle humor, vive atormentado y sin comprender cómo no se avivó, cómo cayó en la trampa.
Una historia de vida, que dejará al público en el más absoluto silencio durante 55 minutos, para luego ponerse de pie y brindar una merecida ovación.
Ficha:
Dramaturgia: Pamela Jordan
Intérpretes: Patricio Coutoune
Música original: Fernando Nazar
Diseño De Iluminación: Ricardo Sica
Fotografía: Alejandro Palacios
Diseño gráfico: Jorge López
Producción: Pamela Jordan
Dirección: Pablo Gorlero
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