Familia de artistas

Familia de artistas

Ficha

  • Datos de funciones:

    Info en nuestra cartelera

  • Prensa:

    Carolina Alfonso

 

Todo se mezcla

Familia de artistas comienza como un sueño. Los cuerpos de Lisandro Penelas y Ana Scannapieco, en un espacio vacío abrigado por nada más que una iluminación expresionista, construyen esculturas móviles. Rodean un ovillo de lana que estará en el centro de toda la obra.

El ovillo es la imágen y el procedimiento. Es una obra sobre dos personajes que son actores, vecinos, pareja y padres. Todo se mezcla. Cuando despiertan, ella comienza a ensayar la “Carta a Teseo” de Ovidio, mientras él construye, a partir del ovillo, un laberinto de hilos que cruzan el escenario de punta a punta y lo fragmentan. Este laberinto será el espacio en el que entrarán y saldrán de la vida hacia el teatro y del teatro hacia la vida.

La obra deriva en esas capas y en esa confusión laberíntica. Primero es un ensayo, luego una escena conyugal, luego les cuentan un cuento o les gritan a sus hijos que están en el fuera de escena, luego vuelven a ensayar, ¿o no? los textos van metiéndose uno dentro del otro y los límites se funden. Usan un vestuario cuando “actúan” y otro cuando “viven” y, luego, los dos juntos. Usan unas sábanas de plush como si fueran fantasmas y luego de frazadita, como si se estuvieran yendo a la cama. Todo se mezcla.

“El teatro es un laberinto”, dicen. Pero, como está llamado a ser, este laberinto no es un mundo de pura angustia y densidad, sino más una celebración dionisíaca, colorida y aterciopelada. Una frazada de plush roja en un fondo frío, duro y oscuro.

Del trabajo de Ana Lidejover, directora y parte del equipo autoral en conjunto con los actores, se valora la construcción de intimidad.

Familia de artistas permite apreciar gestos íntimos y verdaderos. Ellos dos, Lisandro y Ana, son una pareja y también son individuos. Esto que parece una obviedad, en realidad es un valor escénico. La obra cuenta, en su gran mayoría, con los dos actores en escena interactuando lúdica y expresivamente, pero también permite que cada uno tenga su momento en solitario. Esto resignifica luego el espacio, el vínculo entre los dos, el relato mitológico —el del minotauro y el laberinto— y produce una sensación de cercanía emocional.

La obra esconde bien su tema, y lo convierte en una grata sorpresa. Lo que parece, en un principio, la lucha del artista por su subsistencia o trascendencia, se transforma en otra cosa, totalmente contemporánea y vigente en su contenido y en su forma.

Para concluir, es importante destacar que el proyecto fue desarrollado con el apoyo de Iberescena, en la Residencia de creación del Teatre Nu, en Sant Martí de Tous, Cataluña, una posibilidad valiosísima para ser aprovechada por grupos independientes que realizan la titánica experiencia del teatro a pulmón en Argentina. Es destacable que, desde Familia de artistas, que compartan esta experiencia con su público.

 

Ficha:

Intérpretes: Lisandro Penelas, Ana Scannapieco

Dirección: Ana Lidejover

Categorías: Reseñas

Escribe un comentario

Only registered users can comment.