Igual todo bien con el amor

Tomás, durante tres días y tres noches, reflexiona acerca del amor y el desencuentro a partir de su propia experiencia. El punto de partida, la incorrespondencia afectiva con la chica que le gusta.

El emperador (tres noches) es una comedia dramática que propone un recorrido emocional no solo del protagonista a lo largo de la obra sino que también, del espectador. A través de la ironía y la sensibilidad del guión, sumamente contemporáneo, hay una invitación a cuestionarse sobre los vínculos, la soledad, y sus respectivos miedos. Es una obra que con mínimos recursos logra una gran calidad escénica en su realización integral, la dramaturgia y puesta en escena, está pensada para priorizar el relato del protagonista a través del vínculo que se genera con el espectador.

Clara Charrúa, directora y dramaturga del unipersonal, investiga la forma del lenguaje para lograr tal identificación con la historia, en clave emotiva pero también divertida, en este sentido, incluye guiños directos para con el público: hilos de twitter, cartas de tarot, whatsapp, miradas y silencios cómplices. Hay una labor destacable en el dinamismo de la obra, se crea un código, un ida y vuelta entre la reflexión y el humor, entre el amor y la fantasía, entre la ausencia y el deseo, entre la constancia en medio de la inconstancia.

La dirección de la obra explora también, la forma del relato y la versatilidad del actor, entonces propone una minuciosa tarea de representación y construcción para los tres personajes que aparecen en escena a través de Andres Terigi: el protagonista y sus dos amigos. Hay un gran manejo corporal y del espacio escénico, se crea por este medio una experiencia teatral particular, en donde esta multiplicidad de personajes que conviven y se relacionan a través de un mismo cuerpo intentan sobrellevar la búsqueda por resolver un conflicto que genera más incertidumbres que respuestas.

El emperador (tres noches) refuerza su guión constantemente a través de las emociones, y para ello los demás recursos escénicos se ponen a disposición de tal premisa para abordar la compleja dinámica de las relaciones amorosas. La iluminación es precisa y funcional, permite dividir el escenario en los diferentes espacios narrativos que hacen a la obra, ya no es solo una simple habitación en la que conviven los pensamientos del protagonista, sino que es un espacio disponible a lo que acontece, a lo que se narra.

La escenografía es escasa pero contundente, de hecho, el vaivén que realiza el actor con los personajes en la obra es a través de pequeños objetos que ayudan a la caracterización e identificación de éstos en la escena: los lentes para su amigo y las cartas de tarot para su amiga.

En cuanto al lenguaje, hay un sutil elemento, la enunciación poética, que de cierta forma, dramatiza el conflicto romantizado pero también lo irrumpe en la lógica realista que se plantea.

Es un unipersonal que invita a explorar los matices del sentir, del amor y de la forma de vincularse, en tiempos líquidos donde parece no haber lugar para tal profundidad. Y si bien la propuesta es sencilla en grandes aspectos, es sumamente concluyente de por sí, donde la clave está en la ironía y la sensibilidad para hablar de lo incómodo que supone ser el amor no correspondido.

 

Ficha

Actor: Andrés Terigi

Dramaturgia y dirección: Clara Charrúa.

Género: comedia dramática