Drama feliz de un joven del país más violento del mundo

Drama feliz de un joven del país más violento del mundo

Ficha

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    Marisol Cambre

 

La felicidad en cualquier lado

Una encuesta realizada en 2015 arrojaba el dato de que El Salvador era el país más violento del mundo, con más de 38 asesinatos por día. Sin embargo, en ese mismo momento otra encuesta indicaba que los salvadoreños se sentían los más felices del mundo. Esa paradoja es el germen que dio nacimiento a Drama feliz de un joven del país más violento del mundo””.

La obra retrata la historia de Guillermo Miranda, artista salvadoreño que reside en España, quien también actúa de sí mismo. Es una pieza documental que parte de escritos y de diez fotos, donde Guillermo, de manera íntima, habla de su familia, de sus recuerdos, de sus sensaciones y sentimientos a partir de una vida que esconde, tras sonrisas para la audiencia y para Ivor Martinic, quien también actúa de sí mismo y, además, es el director de la obra. Martinic será el interlocutor y el cuestionador directo de Miranda.

Ante la paradoja existencial de El Salvador, Miranda se dispone a narrar su vida abarcando su niñez, pubertad, juventud y su exilio a España, pero con la condición de rescatar los recuerdos felices, recoger las perlas en el fango de la violencia como una suerte de manifiesto. Pero estas  imágenes de felicidad siempre están impregnadas de profundidad aunque Miranda trata de omitirla.

Hablar de él era hablar un poco de su seno familiar, de una familia humilde, de su madre, de su abuela, de sus hermanas,

de aquellas mujeres que configuran su vida y del paso, de generación en generación, de la violencia. Es narrar la violencia institucionalizada, la violencia ejercida en el cuerpo y las sexualidades ajenas. Se logra un retorno a los recuerdos de un pueblo atravesado por la muerte pero apelando a lo emocional.

Guillermo Miranda es un actor que su expresividad es tal que logra climas íntimos cuando se dirige al público, su historia por supuesto lo interpela y deja lugar a la emoción, pero su simpatía genera una empatía en la audiencia increíble.

La puesta es simple pero suficiente para poder sumergirse en la historia desde el primer momento. La música es poco pero justa para interpelar en lo que el personaje va diciendo, acompañado de esas fotografías proyectadas en el fondo del escenario. El actor recorre el espacio con naturalidad, rebosa de simpatía y eso hace más fácil digerir la crudeza que envuelven los recuerdos, por más felices que estos sean.

Es una experiencia teatral que aborda cuestiones profundas y desafiantes. Los actores, la dirección y el guión se unen para crear una obra que entretiene y , al mismo tiempo, provoca una reflexión sobre la condición humana y la vida en América Latina.

FICHA

Actúan: Ivor Martinic, Guillermo Miranda

Dirección:Ivor Martinic

Género: Biodrama, performático

 

Categorías: Reseñas

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