El poder del colectivo social

Al subir el telón, los bailarines se encuentran acostados formando un círculo donde la bailarina principal ubicada en el centro, da órdenes a cada uno de los integrantes, provocando movimientos coordinados que se desplazan y repiten como las olas del mar. Esta representación de una bailarina en el centro otorgando movimiento a los demás integrantes de la compañía, va a sucederse con la metáfora de un Dios o un Coloso en el centro de la tierra maniobrando el mundo que lo circunda.

Según la premiada coreógrafa canadiense-australiana Sthepanie Lake, esta obra representa el poder de la masa, aunque las consecuencias sean positivas o negativas en el colectivo social. En una entrevista otorgada al Complejo Teatral sostiene que: “Las coreografías con grupos numerosos tienen el potencial de decir tanto sobre cómo organizamos nuestras sociedades, sobre cómo los seres humanos vivimos en proximidad…”

Con 50 bailarines en escena, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, desde el comienzo de la obra, hará notar a los espectadores, que el centro de la escena puede ser un lugar difícil de mantener y que será el eje de disputa durante la obra.

Aun así, el ritmo que posee la danza, va modificándose desde la rapidez a la lentitud de los movimientos, llevando a que los bailarines ocupen todo el espacio, cruzándose e interviniendo sobre el movimiento del otro. Ese ritmo cuando se torna veloz, va a generar en los espectadores, una sensación de caos y miedo, que será acompañada magistralmente por la música electrónica de Robin Fox.

Por otra parte, con un vestuario sobrio, en donde impera el uso del color negro; la escenografía en blanco, destacará ese carácter de sobriedad y producirá el contraste de luz y sombra sobre el escenario.

En cuanto a la iluminación, hay variaciones en el uso de contrapicado o una luz general que permite observar los desplazamientos que realizan los bailarines en escena. Aunque también, se utilizará el recurso de apagar las luces para que los espectadores se centren en las voces o gritos de los intérpretes.

Otro aspecto de la obra es el pasaje de la quietud al movimiento, organizados como una masa que se desplaza en esa dualidad, obteniendo pasajes de explosión o de salvaje animalidad.

Un momento destacado de la pieza es cuando los bailarines se ubican como una foto observando al público expectante y realizando pasajes coordinados de brazos, hombros, boca que producen sonidos y otorgan una base rítmica a los movimientos del grupo.

Esta pieza coreográfica creada por Sthepanie Lake fue estrenada en 2018 y ha recorrido el mundo, para deleitar a los espectadores con una pieza única que capta los sentidos y nos sumerge en el “Colossus” como una marea donde la clave está en el colectivo social y en aquello que se produce cuando encontramos juntos en la calma o el conflicto.

Ficha:

Elenco:

Intérpretes: Constanza Agüero, Brenda Arana, Camila Arechavaleta, Adriel Ballatore, Lucía Bargados, Juan Camargo, Carolina Capriati, Matías Coria, Francisco De Assis, Matías De Cruz, Flavia Dilorenzo, Lautaro Dolz, Rodrigo Etelechea, Fiorella Federico, Paula Ferraris, Darcio Gonçales, Jonás Grassi, Alejo Herrera, Daniela López, Vicente Manzoni, David Millán, Andrés Ortiz, Boris Pereyra, Silvina Pérez, Eliana Picallo, Andrea Pollini, Eva Prediger, Lara Rodríguez, Rubén Rodríguez, Damián Saban, Ivana Santaella, Manuela Suárez Poch y Antonella Zanutto

Dirección: Andrea Chinetti – Codirección: Diego Poblete

Género: danza