Canil

Canil

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: Viernes 20hs
    Duración: 50 minutos
    Lugar: La Soderia (Vidal 2549)

  • Prensa:

    Lucia Steimberg

 

Pertenecer al disparate

Tres dueños. Tres perros. Una desconocida. Sencilla premisa, indiscutible componente reflexivo. Eso es, en pocas líneas, Canil, la comedia ideada y dirigida por Alejandra Marino y escrita por Lucía Steimberg, una de las protagonistas de nuestra historia.

En línea con la simpleza, un modesto pero bien delimitado escenario sugiere árboles, parque y, por supuesto, el canil, espacio esencial del relato. La escenografía, crédito a Alejandro Mateo y Lucía Onofri, nos introduce en pleno parque, como si presenciáramos la acción desde el banco de plaza contiguo a los dueños que cuentan la historia. Ellos reúnen disparatadas características: un esnob que llega hasta a leerle “La Ilíada” a su perro, una azafata frustrada amante de la lucha libre, y un inmigrante humilde y de saberes enciclopédicos, devenido en vendedor de cosas usadas. Nada tienen en común estos locos más que sus perros, que son todo para ellos y, en consecuencia, terminan teniendo todo que ver entre sí. Esta suerte de mini comunidad se ve amenazada por la joven sin perro, una excéntrica muchacha que irrumpe la dinámica de grupo. Como la locura está repartida entre todos los personajes, el trío que se ve invadido no durara de recurrir a lo más bajo para asegurar su falsamente amenazada supervivencia. ¿El resultado? Absurdo teatral, una típica comedia de personajes que juegan con los límites del verosímil para sembrar risas en la platea. Graciela Clusó, Darío Levy, Pablo Sakihara, Lucía Steimberg llevan a cabo esta tarea, ejecutando un texto lleno de chistes, guiños, dobles sentidos y demás recursos humorísticos.

La elección temática es quizás uno de los grandes aciertos de la pieza. Se trata de hallar ese espacio lleno de humor, como lo son estos grupos cuya pertenencia se basa en algo tan azaroso como tener un perro. El choque de mundos, la necesidad de ser parte y las diferencias diluidas a como dé lugar con tal de cumplir lo anterior son algunas de las cuestiones que sobrevuelan en los 45 minutos de la obra, un económico relato que encuentra los cuadros justos para sugerir estas reflexiones. Así, se logra un entretenimiento ligero pero no banal a través de la risa, sin caer en lugares comunes ni aspiraciones pretenciosas. En definitiva, teatro de género (cómico) puro.

Categorías: Reseñas

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