Amanuenses
Ficha
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Datos de funciones:
Info de las funciones, en nuestra cartelera
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Prensa:
Antonela Santecchia
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Entradas:
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Elogio de lo tangible
Cuenta la anécdota que el teórico teatral británico Edward Gordon Craig asistía a una función en un pequeño teatro en Alemania. Al llegar al lugar, en la sala de espera, su vista se detuvo en un cartel: “Prohibido hablar”. Gordon Craig cuenta luego que ese cartel lo llenó de esperanzas. Creía que, por fín, vería una pieza dramática que no se trate de actores parloteando. Grande fue su desilusión luego cuando finalmente vió la función.
Al menos, hasta que finalmente Steven Berkoff (entre muchos otros) finalmente llevó los aprendizajes de la escuela Lecoq a los pujantes teatros del Reino Unido, dando a luz a lo que hoy conocemos como teatro físico.
La cartelera porteña no es para nada inocente de semejante proeza. La de asombrar con el mero uso del cuerpo, desprovisto de palabra alguna. La acción produce una risa perpleja. Como la de un niño. No por un efecto cómico medido. Sino por un continuo despliegue de formas extra-cotidianas.
Quizás suena a cliché de crítico, pero Amanuenses, la obra de la coreógrafa Constanza Feldeman, es una carta de amor al cuerpo escénico.
En su nombre está el secreto: los amanuenses son los escribientes de un despacho. Quienes hacen “a mano”. En la obra, cuatro oficinistas manipulan formularios, abrochadoras, sellos, bolígrafos, resaltadores, boligomas, tuppers, timbres. Trabajan mecánicamente, almuerzan, ordenan, descansan, son fagocitados por sus compañeros, por sus fantasías, por sus trajes, por la oficina. Todo es analógico, palpable, presente.
Acompañan los cuerpos en movimiento, la música en vivo de Pablo Viotti y la iluminación de Matías Sendón. Sus aportes exacerban lo onírico y lo ridículo. Tiñen la escena de una atmósfera de pesadilla amable.
No es muy arriesgado concluir que el imaginario de la oficina es la verdadera cuna del absurdo. Hay demasiados ejemplos y referencias como para hacer el alegato. Una referencia más cercana y rara es el corto animado argentino El empleo. Junto a la pieza de Constanza Feldman comparten la noción de que el cuerpo es parte del mobiliario, del instrumento.
Al inicio de Amanuenses, la primera perplejidad abre las puertas de su mundo con lo que se podría considerar un gag circense pero que también descose una vieja herida filosófica: ¿el humano está encerrado en la materia o únicamente es eso? Hecho el recorrido de la obra quizás quede pululando esta sensación física de regocijo, pero también ese abismo. De una forma u otra, arroja la pregunta al público: ¿qué estás haciendo con esa materialidad que te tocó en suerte?
El final es kafkiano y lynchiano y clownesco y hasta de Teletubbies. Pero es el que tenía que ser.
Ficha
Elenco: Martín Bertani; Constanza Feldman; Juan Jimenez; Emmanuel Palavecino
Composición y música en vivo: Pablo viotti
Escenografía: Ariel Vaccaro
Iluminación: Matías Sendón
Vestuario: Estefanía Bonessa
Modista: Marita Dieguez
Diseño gráfico: Andrés Mendilaharzu
Colaboración en dramaturgia: Agustín Mendilaharzu
Coach vocal: Julia Morgado
Prensa: Antonela Santecchia
Redes: Boria Audiovisual
Producción: Emmanuel Palavecino; Lourdes Elias; Constanza Feldman
Asistencia de dirección: Lourdes Elias
Idea y dirección: Constanza Feldman
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