Mi cuerpo es mi templo

¿De qué depende el bienestar de una persona? ¿De sus vínculos? ¿De su imagen o su salud? ¿De su situación económica? Por condiciones climáticas extremas, cuatro mujeres se ven obligadas a interactuar entre sí, dando a relucir sus batallas internas en busca de este tan preciado bienestar. Problemas de familia, precarización laborar, una desaparición y mucha confusión son algunos de los elementos presentes a lo largo de toda la obra.

Al ingresar a la sala, todo el escenario se ve iluminado por una luz rosa de neón que permite vislumbrar el nombre del local ‘Wellness’ donde transcurrirá la acción. Es posible distinguir la típica imagen de un salón de belleza: una sala de espera, una recepción y una camilla donde se realizará la consulta. Todo inundado por un rosa chillón muy asociado a lo que se considera femenino. Aprovechando cada uno de los espacios, Luli, Silvi, Roxi y Nube van desarmando sus problemáticas, permitiendo que el público se maraville, se impacte y se ría con varias de las revelaciones.

Manejando un diálogo muy coloquial, la dramaturgia y  la dirección captan la esencia de la podredumbre que se puede esconder detrás del discurso que promueve el empoderamiento y bienestar femenino. Este lado B que pocas veces se muestra es uno de los diferenciales más destacables. Algo también notable, a su vez, es que sin interpelar directamente, los personajes de Nube y Silvi logran generar con sus actuaciones una complicidad con el público poco común.

La tragedia y la comedia conviven e interactúan en un mismo espacio. Una función a la que cuál hay que ingresar con la naturalidad del día a día y dejarse llevar por el suceso de acciones. Hay que cuidar el cuerpo y el alma evitando caer en las estafas que rodean a los mismos. Cuidarse es quererse.

 

Ficha

Actúan: Victoria Baldomir, Cande Molfese, Malena Villa, Pilar Viñes

Voz en off Calostro: Pilar Gamboa.

Voz en off Aldo: Rafael Spregelburd.

Dirección: Paloma Contreras

Género: Comedia