Al compás de lo etéreo

Un escenario extraordinario, una sala organizada al estilo de una fiesta. Cinco performers en escena, reconstruyen y relatan las historias de las bailarinas incendiadas por el fuego de las lámparas de gas que se utilizaban en los teatros de mediados del S. XIX.

Bailarinas incendiadas es una performance dramática que no pierde el sentido del humor. Una obra que se ocupa particular y minuciosamente por la forma, más allá del contenido. Luciana Acuña, directora, coreógrafa y actriz de esta investigación documental, propone un cruce de lenguajes a merced de la historia, en este sentido, se experimenta el encuentro entre la danza, la música, la performance y las artes audiovisuales.

La puesta en escena explora la coherencia que existe entre las crónicas y la forma de representar por medio del artilugio teatral, el elemento central y ausente del espectáculo, el fuego.

La iluminación juega un papel fundamental de principio a fin, se presenta como un actor más en el espacio escénico. Desde el contraste de luces y sombras, hasta la utilización significativa del color, pasando por el gran momento aplaudido por el público, con la “danza de las luces”.  Establecer este tipo de código no es para nada sencillo en el mundo del teatro, y por ello debe ser elogiado.

Algo similar sucede con el sonido, la mezcla de elementos electrónicos, y el ballet, el solo de la batería o incluso del piano, corresponden en gran medida al acompañamiento dramático y semántico ideal para el choque argumental que se sugiere entre la forma clásica, en todos su puntos y quiebres, y lo experimental y disruptivo que se presenta desde Bailarinas incendiadas.

El montaje rítmico que propone el sonido y también la utilización de las pantallas, en la combinación yuxtapuesta de imágenes y texto, le da el tiempo suficiente a la obra y en particular, al espectador, para reflexionar integralmente la posición en la que se encuentra.  Una zona permeable, repleta de estímulos, en el medio el dispositivo. La forma técnica, y la calidad artística de la representación del relato.

El público es un núcleo central de la obra, donde se aborda la interacción con un otro, con el espacio y lo denotado, pero particularmente con la emoción, devenida de la propia fusión de los lenguajes artísticos, y la yuxtaposición de capas de sentido.

Bailarinas incendiadas es una obra que pone el cuerpo en el centro de la escena, el texto sobreimpreso y el sonido inmerso, un tramado solido entre historia y arte, entre el qué y el cómo. Un abordaje sensible y profundo entre cuerpos danzantes y otros que se queman en el aire.

Ficha

Dirección: Luciana Acuña

Género: Performance