Una para todos

¿Cuántas veces nos preguntamos quién soy YO? ¿Cuántas veces tomamos conciencia de la  dimensión de esa pregunta? A partir de ese interrogante pueden desarrollarse un sinfín de posibilidades, de interpretaciones de lo que significa la subjetividad. Cada cual es como es, como uno cree que es, pero a su vez es como lo ven los demás y a su vez es diferente con cada una de las personas con las que se relaciona. Todo depende del punto de vista de la persona, de sus percepciones y a la vez de su propia subjetividad.

A partir de esta aparentemente inocente pregunta se abre un abanico de posibilidades de diferentes maneras en las que se la ve y se la conoce a Angélica Moscarda, el personaje principal de este unipersonal protagonizado por Miriam Odorico. Ella comienza a cuestionarse sobre la forma en la que la ve su marido, las personas de su entorno laboral y la gente de su pueblo. Demostrando como muchas veces por querer encajar y no alterar la imagen que otros tienen de una persona, algunas muchas veces se ven casi condenadas a representar el mismo rol, el mismo papel, que les ha sido asignado desde hace tiempo. Los conflictos se generan cuando Moscarda empieza a modificar ciertos comportamientos, generando cambios en su vida y en las de su  entorno.

Este unipersonal escrito y dirigido por el italiano Giampaolo Samá es una adaptación de la novela “Uno, ninguno, cien mil” de Luiggi Pirandello. Esta historia, que originalmente era protagonizada por un personaje masculino, adquiere otra dimensión más rica en esta versión en la cual la protagonista es una mujer, ya que a los dilemas existenciales propios de la trama, se le suman cuestionamientos sobre temáticas muy resonantes en la actualidad como el feminismo, el rol de la mujer y los mandatos establecidos.

Excelente la actuación de la histriónica Miriam Odorico, quien con gran versatilidad gestual, corporal y vocal sostiene el relato durante todo el espectáculo, creando varios personajes que parecen corporizarse en escena mágicamente en un abrir y cerrar de ojos, prácticamente sin moverse de la silla: único elemento de la austera puesta en escena que comenzó representándose vía streaming en plena cuarentena 2020 y hoy día, dos años después, sigue representándose presencialmente y conmoviendo a los espectadores con recursos minimalistas, dándole preponderancia a la gestualidad y sobre todo a la palabra.

Ficha:

GÉNERO: Unipersonal

ACTRIZ: Miriam Odorico

DIRECCIÓN Y DRAMATURGIA: Giampaolo Samá