La verdad al desnudo

La sala está llena. Las gradas repletas de espectadores poco preparados para lo que va a suceder con un programa que dice “Nothing to hide” (nada que esconder) en sus manos. Lo que parece un equipo de  técnicos audiovisuales acomoda las cámaras que apuntan hacia el escenario y se dan indicaciones entre ellos. El director hace una cuenta regresiva con los dedos y el espectáculo comienza con un apagón.

El escenario, amplio y en profundidad, se alumbra, junto a una música cargada de emocionalidad y dramatismo, aparece una impactante presentadora de noticias, interpretada por Melina Seldes, que atraviesa todo la sala, completamente desnuda, y da la bienvenida al público con una inmensa sonrisa y una mirada firme.

Así se establece el tono absurdo que se mantiene por toda la función y la constante tensión entre la positividad que maneja esta intrépida conductora de televisión y los temas espeluznantes que relatará al público.

La obra expone la manera banal en que los medios retratan la realidad, usando las historias de vida como mercancía, y presentando el morbo como objeto de consumo, cosa que se evidencia en la relación que se establece entre la presentadora y el público, de quién ella demanda respuestas y atención, demostrando la complicidad que tienen los espectadores en el consumo de la violencia.

Valiéndose de ingenio y sin dejar de lado al humor negro, la obra hace un recorrido a través de diversos temas como la guerra, la depresión, la muerte, el fin del mundo, para dar cuenta del relato deshumanizante de los medios y cómo siempre la atención está puesta en vender, no sólo productos pero sino formas de vivir la vida. Llevando a preguntarse, ¿Por qué consumismos lo que consumimos y qué estamos tratando de evadir?

 

Ficha:

Actores: Melina Seldes

Dirección general: Bruno Catalano

Género: Internacional.