Madrijo

Madrijo

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: domingos 20.45h
    Espacio Callejón - Humahuaca 3759

  • Prensa:

    Prensa: Marisol Cambre

 

Madre hay una sola

En una fábrica tomada por sus trabajadores se halla Walter (Martín Urbaneja) haciendo guardia en plena noche; pero esta no es una noche cualquiera ya que los obreros tienen planeado realizar una explosión en una de las chimeneas de la cementera, como represalia ante la injusta situación en la que se encuentran. Entrada la madrugada aparece Marta (Ingrid Pellicori), su madre, que desoyendo el pedido del hijo decide ir a verlo para tratar de convencerlo de que desista y no participe más del plan de lucha que llevan adelante con sus compañeros, alegando que de esa manera le salvará su vida que está en riesgo.  Durante el encuentro se suceden diálogos y situaciones que revelan el entramado de esta relación casi edípica. La madre hace todo lo posible por tratar de persuadir al hijo apelando a cualquier tipo de estrategia: la culpa, el dolor, el miedo, el cariño, la compasión. Trayendo fantasmas del pasado y un sinfín de recuerdos. Estas circunstancias hacen que Walter se vea en el dilema moral de tener que elegir entre hacerle caso a su madre o ser consecuente con sus ideales.

La obra escrita por Mariano Saba, que recibió el premio  Germán Rozenmacher en el año 2011, nos muestra de una manera excelente esta relación asfixiante, por momentos con un tinte dramático y por otros con un tono tragicómico que despierta risas en los espectadores. Las interpretaciones de ambos actores son muy buenas, pero se destaca la labor extraordinaria de Ingrid Pellicori que compone a esta madre sobreprotectora, demostrando toda la experiencia adquirida a lo largo de su carrera. La dirección a cargo de Horacio Roca supo aprovechar adecuadamente las capacidades de los actores. La escenografía de Carlos Di Pasquo y Agustín Garbellotto nos transmite esa sensación fría de estar en las afueras de una fábrica, utilizando como marco ese galpón de “ladrillo a la vista” que es el Espacio Callejón. La iluminación de Leandra Rodríguez realza esa sensación, dándole un matiz realista, así como también lo hace el vestuario de Julio Suárez. Todos los elementos se conjugan armoniosamente para crear verosimilitud.

En pocas palabras, Madrijo es una obra que no nos va a decepcionar.

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Categorías: Reseñas

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