La mudita

La mudita

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en cartelera

  • Prensa:

    Valeria Franchi

 

Las apariencias desengañan

Frase maldita, aquella que reza “De eso no se habla”. Ni hablar cuando la misma echa un manto de tiniebla sobre una historia familiar. El coraje requerido para romper un tabú, lejos de la pequeñez, puede tomar formas emocionantes, como aquella que Irina Alonso, con valentía y originalidad, decide sacar a la luz en forma de arte, sobre la triste historia de su tía Inés, aquella a la que apodaban La mudita, apelativo que da nombre a este brillante unipersonal.

La escena transporta inmediatamente a una peluquería de barrio de 1975, cuidado al lujo de detalle con muebles de madera, revistas pertinentes, pelucas y sillas de estilista y de espera. Irina toma dos formas, la propia y la de su tía, figura en la que se transmuta en una brevísima introducción. Lookeada a la perfección setentosa, el público conoce a Inés Bianco, humilde y bondadosa peluquera que abre nuevamente su local en una fecha especial para ella, domingo 14 de julio de 1975. Como si de sus clientes se tratase, el público es recibido por ella mientras termina de ordenar su negocio para abrirlo aquella tarde fría de invierno. Como el unipersonal lo precisa, Inés no puede parar de hablar, dejando entrever justamente aquello de lo que no se habla. Como si deseara pedirle al dolor que ya no vuelva más, entre su monólogo aparentemente inocuo comienzan a asomarse datos biográficos de vital importancia.

Irina compone a su tía con fantástica minucia. El cuidado de la apariencia, la empatía por el débil, rasgos de personalidad que lejos de pintarla como superficial, van dando cuenta del cariño inmenso que la caracteriza y la inteligencia de lo tierno. Una persona con mucho amor para dar y que lo ejerce a su manera, aun cuando al minuto cero de la obra resulta evidente que la tragedia había teñido su historia. La soledad del silencio forzoso será redimida por la dramaturgia de su sobrina, para ratificar el cruce sin temor de una mujer valiente, buscando derrotar al tiempo a través de la justicia poética.

La mudita es una pieza conmovedora, de una ternura que abraza a la platea. Un crescendo de verdad revelada con astucia y artística. La invitación de Irina Alonso a conocer a su tía Inés es irresistible, a conocer a esa mujer que, como cantaba Jairo, son dos, son dos para jugar a inventar el mundo en una flor de obra.

Ficha:

Género: Unipersonal (biodrama)

Actriz, directora y dramaturga: Irina Alonso

Categorías: Reseñas

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