Derivas de un artista en decadencia

Escritor fracasado es un unipersonal basado en el cuento homónimo que Roberto Arlt publicara en El Jorobadito, allá por 1933. Con una obra que ya es de dominio público porque han transcurrido más de 70 años de su muerte, el universo arltiano se ve representado a granel en puestas teatrales –el autor dedicó sus últimos momentos literarios a la dramaturgia- de la que puede decirse que ésta no es una más.

No es una más no solo por el carácter unipersonal, o por ser presentada en el majestuoso Teatro Nacional Cervantes, donde la sala Luisa Vehil oficia de apoltronado marco en el que se escucha hasta el vuelo de una mosca, y los y las espectadores pueden observar hasta los mínimos detalles.

La pieza es interpretada de forma visceral por Diego Velázquez, el actor que se banca todas las miradas atravesando el texto con precisión ante cada palabra, cada gesto y cada guiño que hacen que un personaje que debería ser detestable –ya que se encuentra en la deriva de sus propias mezquindades y vanidades ante un éxito pasado en la literatura y que encuentra dificultoso, casi imposible, renovar- sea, cuanto menos, pasable y hasta a veces querible. La composición es verdaderamente brillante, dirigida por Marilú Marini.

El decir del actor acompaña las reflexiones de un autor que supo desnudar el alma ególatra de forma muy precisa. En uno de los pasajes, el escritor recomienda darle lugar a las monstruosidades que crecen dentro de uno y exponerlas porque, de no ser así, la monstruosidad hace su trabajo en nuestro interior hasta llegar al punto en que no nos quedará otra opción que cometerla. Por ese carril transitan las reflexiones de quien hace de todo en pos de lograr la inspiración, vencer el grave problema de la hoja en blanco y retomar ese éxito editorial que alguna vez paladeó.

Ficha:
Actor: Diego Velázquez
Dirección: Marilú Marini