Yo soy mi propia mujer

Yo soy mi propia mujer

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    Tommy Pashkus agencia

 

Libertad, identidad y verdad

Julio Chávez conoce la expectativa que genera su presencia en el escenario. La sala llena no es una mera coincidencia. Un unipersonal a su cargo es una promesa de calidad. Tampoco es casualidad que la ocasión demande un texto potente, con una protagonista a la altura. Efectivamente, la obra original, con un narrador testigo, reconstruye los diálogos de Doug Wright, autor, con Charlotte Von Maisdorf, una mujer travesti con afición por las antigüedades que sobrevivió a las atrocidades de la Alemania nazi y la guerra fría con una postura fuertemente liberal. Yo soy mi propia es el título de este texto fantástico.

Los unipersonal demandan una puesta inteligente. En efecto, Chávez sostiene su ir y venir entre Wright, Von Maisdorf y personajes suplementarios en un excelente trabajo de utilería, vestuario y escenografía (crédito a Florencia Muriel Gonzalez, Ruth Drago y Lili Diez, respectivamente). El espacio describe un gran salón, puerta gigante mediante, con poco mobiliario y algunos objetos que hacen al coleccionismo de Charlotte. La vestimenta funciona como portal: Chávez transita entre personajes con un mero movimiento de su vestido.

La historia expresa con sutileza la complejidad de una figura increíble como la de Charlotte. Sobre una línea fina de verosimilitud, se cuenta un relato de libertad en tiempos represivos. La verdad comienza a desdibujarse con asombroso suspenso, no como un engaño sino como un paso más allá de lo real. Durante hora y media, el espectador sagaz mirará con asombro, curiosidad y hasta ternura, para retirarse, tras un largo aplauso, con reflexiones tan interesantes y diferentes como las de la persona sentada al lado suyo.

El teatro es, en efecto, un eficaz ejercicio reflexivo. Un unipersonal con semejante carga demanda un actor a la altura, para que por su cuerpo transite una historia que empuja los límites de la realidad. Se trata de una historia de diversidad en tiempos en los que ni siquiera podían nombrarse ciertas cosas como lo que son. Julio Chávez confirma lo dicho al principio: su presencia escénica es un augurio de espectacularidad.

Ficha:

Actuación y dirección: Julio Chávez

Género: Unipersonal

Categorías: Reseñas

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