Universos infinitos dentro de pequeños cráneos

Universos infinitos dentro de pequeños cráneos

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    BMZ

 

De todo siempre el color es del cristal con que se mira

Este unipersonal recorre cuatro personajes que se ven a través de una ventana en una pensión, cada uno transita partes de su pasado-presente y cuestiona el bien y el mal desde la inocencia, ahondando en el deseo y la nostalgia cuando estos empujan hacia el vacío.

La “Liebre” abre la escena maquillándose y esperando al “Grillo”, su amor impuntual e inestable. Se cuestiona si conseguirá un trabajo en el “Bodegón del Gallego” para poder estudiar lo que la llevará a la fama mundial, su sueño es ser actriz. Se critica, se enoja con su ansiedad porque destruye todo, y finalmente al sonido de una campana da pie al siguiente personaje.

Llega el Grillo cantando milongas de costado, él cuenta como en su infancia acompañaba diariamente a su padre al mismo Bodegón y un día  mareado de hambre y por el humo de los toscanos de la timba, escucha algo que le cambiará la vida para siempre; no es el Zorzal del Abasto, es aún mejor: el jilguero de Boedo y luego su maestro de canto y de vida.

También cuenta como conoce a La liebre en el Hipódromo mientras intentaba ser jockey y caía borracho del caballo, ella fue la única que lo ayudó. Él es ciego, y le dijo a la Liebre que jamás iría del brazo con un maricón (como le decía su padre) y por ese acto que no puede perdonarse no le da la cara para ir a buscarla.

Campanas y entra el “Jilguero”, a partir de esta escena aumenta el vértigo sobre el humor que porta cada espectador. El jilguero y el siguiente personaje “Manitos” son  una delicia de cuestionamientos sobre lo que puede ser gracioso, trágico, absurdo o todo a la vez.

La escenografía no necesita más que un marco de ventana para elegir el color del cristal con que miramos nuestro interior y exterior, su variación según el contexto y la ambigüedad de los puntos de vista establecidos por una sociedad que rige el bien y el mal con una vara rota.

La iluminación resalta con calidad la expresividad del actor haciendo de este unipersonal más que una ventana al mundo, completa la escena regalando el ambiente perfecto y el foco en los detalles para abstraerse en la historia.

Hernán Sem interpreta cuatro papeles intensos con el equilibro y la versatilidad que solo pueden desprenderse del trabajo y dedicación constante a su carrera y al arte como herramienta de cambio,  y es a la vez ostensible la acertada elección de Peto Menahem en la dirección de esta obra.

Una puesta en escena imperdible, que gracias a la pluma de Sebastián Rigolino es posible descifrar actos cotidianos como artísticos y encarar la soledad como oportunidad para el conocimiento. “Universos infinitos dentro de pequeños cráneos” es una invitación al testeo del nivel de humor y drama con el que se toma la vida y la consecuencia de esa decisión.

Ficha:

Actúa: Hernán Sem

Dirección: Peto Menahem

Categorías: Reseñas

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