Bailando a media luz

“Tango Flamenco” de Sonia Brusca trae la fusión de dos mundos: el flamenco que invita a que los espectadores dejen correr por sus venas ese baile tan particular con su fuerza y pasión y el tango que con su base porteña lleva a que se disfrute el espectáculo en esta mezcla sublime.

Las bailaoras llenan con sus tacones, su repiqueteo, sus fastuosos vestuarios y su carisma cada rincón del escenario. El bandoneonista y la cantante terminan de engalanar este gran espectáculo. Una voz en off abre el show, generando el clima.

Sonia Brusca con su danza estilizada lleva cada paso en su ser, su rostro va desde el sentir profundo al disfrute único, en su solo emociona la precisión que tiene en cada paso y cada golpe, su oído arduamente conectado con la musicalidad hace que se la vea etérea ante cada participación que realiza, es admirable verla bailar haciendo sentir que vuela sobre el escenario.

Alicia Fiuri plasma cuadro a cuadro toda su pasión, su conocimiento y su sentir. Es la que más fuerza muestra, emociona la entereza con la que baila, y puede verse que por su cuerpo recorre paso a paso esa pasión, sus dos cuadros sola conmueven al auditorio. El vestuario más hermoso del espectáculo, si bien todos son de gran destaque, es el vestido negro a lunares combinado con esos zapatos que dejan ver una gran dedicación.

Fabiana Cenzano es quien más llama la atención sus manos con esos giros perfectos y sentidos llevan a que se vivencie ese flamenco desde adentro, que se sienta esa fusión de tango y flamenco bien visible y sobre todo digno de admirar sus gestos que acompañan a la perfección cada cuadro. La milonga que interpreta con ese sombrero es magnífica, el ver bailar con tanta conexión hace que esa milonga, que ya tiene ritmo pegadizo, pase del escenario a los pies del auditorio y se admire cada paso que la misma interpreta. La utilización del sombrero y el vestido que acompaña están puestos de forma sublime ya que llenan ese momento a la perfección.

Las bailaoras tienen una emocionalidad y conexión a la hora de estar las tres en escena que puede notarse allí el conocimiento que tiene cada una de la otra, sin mirarse se entienden y mirándose sus miradas se transmiten, cada una respeta el lugar de la otra y también generan una simbiosis única. El uso del abanico, las mantones (que son exquisitos a la vista) y las castañuelas llevan a que se viaje a Sevilla, a la España madre y se entienda esta mezcla que realizan del flamenco con el tango. Cada detalle esta cuidado magníficamente haciendo del espectáculo un momento digno de admiración, la opulencia de los cuadros que componen el mismo, la excelencia de cada vestuario hace ver que no hay nada librado al azar.

Los tangos elegidos plasman la argentinidad y emocionan a cada momento. El bandoneonista Javier Crespin le da el toque al espectáculo para elevar el espectáculo a lo máximo, su asombrosa forma de interpretar con el bandoneón en una silla lleva la atención completamente a él en sus momentos solo como acompañado, siente, vive y lleva en él el tango de una forma exquisita, su capacidad de interpretación es realmente notable.

Pamela Tello hace una interpretación de “La Última Curda” y “Nostalgias” realmente emocionante, su voz engalana el espectáculo. Su primera interpretación impresiona y estremece, es increíble el caudal vocal y el decir que plasma en la misma; apenas comienza a sonar su dulce pero aguerrida voz se produce un silencio sensorial en la sala que hace un disfrute total de escucharla cantando con el acompañamiento del bandoneón.

El espectáculo me parece digno de admirar y ver como dos países que son patria se unen en un show magnifico que plasma lo mejor de las dos orillas de esa Sevilla madre que vive y respira flamenco, ese taconeo, esos vestuarios y ese sentir con la argentinidad en su máxima expresión viviendo el tango como sangre, como marca propia y sello.

Ficha:

Intérpretes: Sonia Brusca, Fabiana Cenzano, Javier Crespin Nanfara, Alicia Fiuri, Pamela Tello

Dirección: Sonia Brusca

Género: Danza #danza #música #baile