Severa vigilancia

Severa vigilancia

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Presos de la imagen

El autor francés Jean Genet escribe este texto dramático en 1949, en su idea original la situación sucede en una cárcel dónde tres presidiarios se disputan por quién de ellos es el mayor asesino; para esta adaptación el director Diego Avalos realiza una reinterpretación moderna modificando componentes de la estructura dramática del texto, entonces en su propuesta son maniquís, Lefranc, Mauricio y Ojos Verdes, los encerrados en el sótano de un shopping a causa de cometer delitos entre los clientes de las tiendas y, un guardia de seguridad encargado de la vigilancia.

De manera que esta original re- lectura se encuentra contextualizada por la cultura del consumo y de la imagen que lleva al descarte de individuos y, también, a la censura de ciertas masculinidades que no compiten según los parámetros de la moda de un «deber ser».

La estilización de la puesta en escena se observa desde el comienzo, cuando el público es recibido por un cuadro viviente que seduce la mirada generando a priori mucha expectativa.

La sala teatral elegida es un acierto para situar esta adaptación puesto que las paredes son blancas con patas grises, tonalidades que abren el ambiente de exposición, y en este caso la alusión a una vitrina de shopping. Siguiendo esta metáfora, la escenografía presenta una alfombra negra dispuesta en diagonal y sobre ella tres cubos de distintos tamaños que funcionan como bases para la exposición de productos que, en este caso son los tres maniquís, un perchero con algunas prendas se asoma en el fondo completando la propuesta minimalista. De modo que esta decisión de estilo facilita el foco de atención en los protagonistas que en todo momento se hallan en el espacio de representación.

Vale destacar también el vestuario con un diseño original y moderno, de varias texturas como el vinilo, transparencias y brillos, que estilizan los cuerpos de los actores que de por sí son perfiles que se corresponden con un estereotipo de belleza hegemónica mayormente vista en el mundo publicitario. Los ousffit al cuerpo y de color negro se destacan y acompañan la caracterización de estas masculinidades que oscilan entre lo violento y lo sensual.

En general el espectáculo es visualmente agradable a lo que se suman proyecciones en secuencias musicales generando distensión a la totalidad del argumento. El mismo es complejo y ofrece muchas inflexiones, para su mejor recepción la puesta de luces acompaña los momentos de tensión.

Las actuaciones se hallan al límite de un estado de afección constante lo cual le resta dinámica a los diálogos y diluye los giros dramáticos que la dramaturgia propone. Son muy genuinas las miradas de los actores, pero se nota cierto maniqueísmo en el recorrido espacial y en la manera de vincularse, lo cual no tiene que ver con la propuesta del director, de hecho es una idea poco aprovechada en la construcción de los personajes, puesto que se los percibe más humanos que maniquís.

Es una obra con buenas intenciones y la materia prima suficiente para ser un gran espectáculo, sin embargo, se recomienda  ajustar la dirección de actores para encontrar más matices en sus voces e interpretaciones fluidas que no anticipen las marcaciones escénicas.

A la fecha van pocas funciones por lo que aún les queda camino por recorrer.

Fecha:

Intérpretes: Inti Zuñiga, Juan Salmeri, Pato Censi, Grei Rivero.

Dirección: Diego Avalos

Género: drama

Categorías: Reseñas

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