Tres corazones que sienten.

Un joven aguarda, inquieto, en una sala. La ambientación de la misma, en profusos tonos rosados, contrasta con los ladridos de un perro y el frío y viento que se adivinan en el exterior. Él es Jairo (Cris Bernal Niño) un mochilero en busca de alguna changa temporal que le permita reunir el dinero necesario para continuar el viaje de regreso a su Colombia natal. Llegado a este pequeño pueblo de la Patagonia, le han dicho que quién podría ayudarlo es Luis (Facundo Tomás), capataz de la empresa de vialidad que está haciendo el asfalto de la zona. Luis es, de momento, el marido de ocasión de Gaby (Morena Yfrán) mujer trans, nacida y criada en ese pueblo en el que ha vivido siempre, rodeada de sus animales y plantas.

A partir del cruce de los tres personajes se desarrolla la obra escrita y dirigida por Martín Marcou; una obra de contrastes; contrasta el clima helado – que casi puede sentirse – con el calor de las pasiones que envuelven a los personajes. Contrasta la masculinidad de Luis, subrayadamente hegemónica, con la posibilidad de una masculinidad distinta que ofrece Jairo, y contrasta Gaby con toda su femineidad trans. Contrastan sus deseos con sus miedos, sus inseguridades con sus certezas, contrastan los viejos/nuevos encuentros/desencuentros. El texto, con exquisita sencillez, ofrece al espectador esa amalgama de vivencias y sentimientos, por los que transitan los personajes, inmersos en la cotidianeidad de un pequeño y frío pueblo patagónico.

«Mi corazón no es de piedra ni madera / Sabe querer y olvidar a su manera… « reza el estribillo de una conocida cumbia santafesina; y es lo que se puede intuir acerca Gaby – he aquí el contraste nuevamente – su arraigo a este paraje austral, el amor vivido en presente, aún a riesgo de saber que algunos solo están de paso y que, inevitablemente, caerán en el olvido cuando tomen la decisión de marcharse.

La puesta es sencilla y eficaz; tanto el vestuario como la escenografía brindan el marco adecuado para el desarrollo de esta historia. El texto fue escrito en el marco de la carrera de Dramaturgia que se dicta en la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático). En resumen, un espectáculo para disfrutar que ofrece momentos de tensión, como así también, otros de humor y una agridulce ternura.

Ficha

Dramaturgia: Martín Marcou

Actúan: Morena Yfrán, Facundo Tomás y Cris Bernal Niño

Diseño espacial y escenografía: Balbina Lightowler

Vestuario: Mercedes Molina

Diseño de luces: Pablo Rojas

Mapping: Gastón Czmuch

Ilustraciones: Carolina Angriman

Diseño gráfico: Vanina Moreno

Fotografía: Leandro Martínez

Productor asociado: Gonzalo Pérez

Producción general: Bibiana Glait

Prensa: Prensópolis

Dramaturgista: Diego Morán Vera

Asistente de dirección: Rafaela Linzmayer Paganini

Dirección: Martín Marcou

Género: Comedia dramática