La ventana del árbol y Ana Frank

La ventana del árbol y Ana Frank

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El pasado en un diario y el presente en una obra de teatro

Eva a partir de una consigna escolar, se pondrá en la piel de Ana Frank. A través de las propias palabras que escribió en su diario íntimo, se hará una reflexión acerca de la violencia, la discriminación y el amor en la sociedad actual.

La ventana del árbol y Ana Frank es una obra con profunda sensibilidad y versatilidad dramática, una versión poética y emocionante de los escritos de Ana Frank, una joven judía alemana que, escondida junto a su familia y otros miembros de la comunidad, registró en su diario íntimo los oscuros años de persecución por parte del régimen nazi.

La puesta en escena es básica pero elocuente. La escenografía cuenta con los elementos necesarios para introducir inversivamente al espectador en el universo que propone la protagonista. En cuanto a la iluminación, es de suma simpleza y sutileza, de esta forma se potencia el poder dramático y expresivo que tiene la protagonista Clementina Mourier, quien no solo interpreta a Ana Frank, sino que juega y se emociona junto con el público. El recorrido que hace por todo el escenario, no le permite al espectador ver huecos vacíos de sentido ya que, durante el tiempo en escena, se forman capas de texto, cuerpo y recursos escénicos para potenciar incluso los silencios, y las pausas necesarias pensar y reflexionar en paralelo con Eva, que sale de la representación de Ana Frank para averiguar como a ella le gustaría que la recuerden sus compañeros de clase en un futuro.

El pasado, está representado desde un principio, también con recursos sonoros, visuales y audiovisuales que potencian la unidad dramática. El recurso de la proyección sobre la pared negra, que utiliza la dirección a cargo de Marcia Alejandra Rago, es sumamente acertada y emotiva. A través de esté, se pueden ver plasmadas todas las imágenes visuales que están entrelineas mientras Eva relata, para darle ahora una carga de sentido aun mayor: se ve lo que nunca se podría ver, el pasado representado en un presente deteriorado.

En ese sentido cabe destacar como la protagonista tiene dos receptores muy claros en su discurso, por un lado, el diario íntimo, su mejor amiga Kitty y por el otro, el espectador a quien lo pone en complicidad absoluta de sus días en aquel encierro, para comparar y dialogar directamente con él, en la reflexión final de la sociedad de ayer y la de hoy.

Ficha

Adaptación y dirección escénica: Marcia Alejandra Rago

Intérprete: Clementina Mourier

Voz locutor: Maximiliano Romero

Realización audiovisual: Samir Bitar

Categorías: Reseñas

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