La lluvia seguirá cayendo

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Padre, hijo y dos desconocidos

 Un hijo (Paulo Brunett) vuelve a su casa de infancia después de pasar 20 años en California, Estados Unidos. En este viaje visita a su padre (Osvaldo Santoro) con quien enfrenta el pasado, su historia y lo que dejó en Buenos Aires, Argentina. Pero, hay otra razón que justifica su visita al país. Una prueba de ADN interpela el vínculo entre ellos, sus deseos, identidades y el futuro de ambos.

La obra transcurre en el taller del padre que era la antigua casa del hijo. Este espacio guarda la historia familiar y matrimonial. Sin embargo, el barrio está cambiado. Las habitaciones tienen otro uso, el padre ya no vive ahí y considera, por cuestiones económicas, vender la casa. Toda esta información para el hijo resulta desconcertante.

En cuanto a la escenografía, ésta se compone de cuatro lienzos de tela pintados en tonos azulados los que corresponden a obras originales de Carlos Gómez Centurión. Con  ello, en la pieza escénica también se comparten otras obras del mismo artista. Al lado izquierdo, un sillón seguido de un contenedor con rollos de papel. Más atrás, una mesa de apoyo color azul. Al lado derecho, una mesa de cocina acompañada de dos sillas azules también. Finalmente, en el extremo derecho, un atril junto a un carrito azul que contiene las pinturas y los materiales del padre.

Considerando la escenografía mencionada, la utilería, las obras de Gómez y el vestuario (jeans y camisa) parece necesario hacer hincapié en la paleta de colores: gris, celeste, azul y blanco. La propuesta simboliza, entre otras cosas,  tristeza, frialdad, distanciamiento y un día lluvioso.

Si bien la obra trata principalmente sobre la relación padre-hijo y el deseo de la paternidad, de manera sutil abarca otras temáticas como: la infidelidad, la adolescencia, la tecnología en la relaciones humanas, la urbanización, la migración, las costumbres, el quehacer del artista y el paso del tiempo.

Respecto a la actuación, se observa a ambos actores cómodos en la interpretación. Con un estilo realista, la trama transita con mucha fluidez. Es importante destacar el desempeño de Osvaldo Santoro ya que se está recuperando de un tumor que tuvo en una de las cuerdas vocales. Aquí se conecta el trabajo del artista plástico (padre) con el de su intérprete. ¿Cómo es la relación entre artista y obra?, ¿cómo observa la sociedad al artista? y ¿por qué es importante el instrumento del artista para sí?

El padre ha dejado de usar su característico “rojo sangre”, el hijo está sumergido en los dispositivos tecnológicos y el uso de ellos. Con una música de Sting el padre intenta acercarse al recuerdo de lo que era su hijo. Entre pedazos rotos, un tiempo que no ha pasado en vano y secretos guardados enfrentan juntos el pasado. A su vez, cuestionando el presente de cada uno, sus costumbres y razones para llevar hoy sus vidas se acercan y alejan en cada conversación. Siguen siendo padre e hijo, pero ahora cada uno es otro. Pese al vínculo establecido, en este momento son dos desconocidos.

Ficha:

Dramaturgia: Oscar Barney Finn, Marcelo Zapata

Actúan: Paulo Brunetti, Osvaldo Santoro

Diseño de escenografía: Carlos Gómez Centurión

Diseño De Iluminación: Del Bianco Estudio

Diseño gráfico: Leandro Correa

Asistencia de dirección: Tadeo Goldstein, Tomas Heck

Producción ejecutiva: Tomas Heck

Dirección: Oscar Barney Finn

 

Categorías: Reseñas

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