Un día se dice basta

En el año 1967, se estrena la obra teatral “La fiaca” escrita por Ricardo Talesnik que luego será llevada al cine teniendo como protagonistas a Norman Briski y Norma Aleandro. Lo que planteaba a grandes rasgos el texto era la alienación del hombre dentro del mundo del trabajo: una acida crítica a las instituciones que convalidan ese adormecimiento del deseo y los instintos en función de las practicas del “deber” no cuestionado. Un hombre de bien debía trabajar incansablemente para ser parte de la sociedad, formar una familia, llevar a la mesa un plato de comida, tener su propio techo y otras comodidades, renunciando a sus sueños, a las horas de ocio, a la búsqueda de la propia esencia. Eso descubre una mañana Nestor (el personaje de esta historia) cuando se despierta y apaga el despertador para seguir en la cama diciendo simplemente que tiene fiaca y no va a ir a trabajar por esa razón.

Lisandro Fiks trae esta trama a la actualidad reversionando la obra; haciendo que gire en torno a la problemática del uso indiscriminado de los celulares, las redes sociales, y la falta de desconexión de la vida laboral. El personaje principal de esta versión un día decide decir basta: apaga su celular y deja de ir a la agencia publicitaria donde trabaja. La preocupación de su mujer, su compañero de trabajo y su propio padre, entre otros, a medida que el tiempo pasa, irá creciendo y tratarán de convencerlo de que desista de esa postura. Sin embargo, no les será una tarea fácil ya que en el fondo muchos guardan ese deseo oculto de largar todo y hacer lo que realmente quieren de sus vidas. La era del internet, por otra parte, sin dudas ha provocado un cambio transcendental en las formas de ligarnos al mundo, de establecer vínculos, de conectarnos con la realidad; ha abierto una gran ventana, pero a la vez ha cerrado puertas; razón por la cual mucha gente vive aislada y, quizás, enajenada del mundo real.

La puesta en escena es sorprendente, ágil, dinámica; aprovecha muy bien los recursos audiovisuales proyectados en el fondo del escenario interactuando con los actores, como en el caso de la charla vía zoom del protagonista (Gastón Cocchiarale) con su abuelo (Luis Brandoni), los mensajes de chats o las imágenes de redes sociales. El ritmo de la obra mantiene al público expectante, así como también, los cambios de climas e intensidad de las escenas. Tanto escenografía como vestuario intentan contextualizar la obra en una época actual y lo logran con gran solvencia. Por otro lado, las interpretaciones de los actores y actrices son muy buenas y sostienen un gran trabajo en escena siendo este muy parejo, aunque cabe destacar la actuación de Abian Vainstein, quien hace de padre.

“La gran renuncia” es una obra que tiene su mérito propio; es una comedia dinámica, hilarante, excelentemente actuada y dirigida, que le permite al público reflexionar sobre los tiempos que corren y ,a la vez, pasar un grato y divertido momento.

 

 

Ficha:

Intérpretes: Gastón Cocchiarale, Laura Cymer, Abian Vainstein, Romina Fernandes, Lisandro Fiks (Con la participación virtual de Luis Brandoni).

Dirección: Lisandro Fiks

Género: Comedia