En un maldito pueblo sin río

El espacio  indica claramente un orden jerárquico: el sillón con mesita sobre  el proscenio y por detrás, cinco sillas rodeando otra mesa. Las criadas cuchichean la conducta mezquina y déspota de su dueña  mientras la asisten en  la ceremonia  por  la muerte de su segundo marido Antonio María Benavides. El exterior se percibe enteramente vedado, por el transitan libremente los hombres con sus caballos y las mujeres malas. El sonido acorde a cada momento anima la ficción, campanadas y cabalgatas dan el marco a las escenas.

Una vez más, esta pieza clásica del inmortal poeta y dramaturgo Federico García Lorca, que narra la angustia y el descontento  de mujeres viviendo en una atmósfera opresiva  como rehenes, no solo de su madre Bernarda sino de un sistema que castiga todo lo corrido de la norma, La casa de Bernarda Alba se presenta como opción recomendada dentro del abanico de posibilidades que ofrece la cartelera de teatro porteña.

En un escenario despojado, el vestuario induce al hermetismo sofocante de esta tragedia, solo el toque de color en la abuela y la nieta más joven (Adela) será percibido como mensaje transgresor  repleto del gran erotismo contenido que subyace en toda la obra.

El elenco, numeroso, muestra una sólida homogeneidad y logra componer personajes verosímiles. Se destaca cada figura aunque La Poncia y Bernarda, por la versatilidad con que desarrollan sus  caracteres, adquieren cierta relevancia.

Sin duda, La casa de Bernarda Alba, es la  visión de un autor comprometido en no ocultar aquel mundo femenino del siglo XX tan atropellado y mancillado en la elaboración de cada uno de los  personajes que advierten  los excesos de una sociedad defensora de la honra  a costa de cualquier precio. La obsesión en Bernarda se convierte en veneno para sus hijas que se confrontan y dividen  por sus deseos reprimidos traslucidos  en los cuerpos que envejecen y ocultan la codicia, la envidia  y el resentimiento.

El director  demuestra  habilidad para conducir actores, ya que se luce  en la guía que presta a estas 8 jóvenes intérpretes con talento y desenvoltura  que encaran  esta puesta con rigor profesional.

Ficha

Actúan:

Bernarda: Cecilia Delatorre

La Poncia: Lupita Sosa

Adela: Lucía Machado

Martirio: Juana Dafunchio

Angustias: Maria Paz Spataro

Magdalena: Carolina Farré

Amelia: Oriana Jordan Cruz

Criada: Abril Martínez/ Amanda Zapata

María Josefa: Mariana Terrafino

Dirección:

Sebastián Zaus

Género: drama