El abismo ficcional

“Fuck Me”, es la tercera parte de una trilogía llamada “Recordar para vivir”  realizada por Marina Otero, sus obras anteriores fueron “Andrea” y “Recordar 30 años para vivir 65 minutos”.

Es una pieza en la cual la materia prima son las vivencias, experiencias y pensamientos de la autora, una suerte de biodrama, en el cual se juega todo el tiempo con los límites entre la ficción y lo real. La precisión y la excelencia contrastada con el accidente. Todo con una mirada cruda cargada de ironía, que puede generar risa y descomprimir la tensión.

Marina hace una obra que habla de ella, porque como dice en escena, si ella no habla de sí misma quién lo va a hacer. El dolor como motor, lo instintivo en función de la vida, la exploración, la libertad, el cuerpo, son algunos de los colores con que Otero pinta esta pieza.

Un elenco integrado por la protagonista de la historia (quien desde la escena  desempeña su rol de dirección) y cinco intérpretes que bailan y también actúan, desplegando belleza en cada movimiento, con cuerpos sumamente vivos, que expresan y ponen su compromiso en pos  de la obra.

Porque el cuerpo se pone en cuestión, es un tema que ronda permanentemente, el paso del tiempo, el desgaste y la exigencia por darlo todo, por ser “el mejor”. Lo posible y lo imposible, la limitación como motor de la creación.

Mediante proyecciones se van acompañando momentos que la directora relata, cuenta sucesos muy particulares de su vida con imágenes que ella misma registro. Se ven fragmentos de los ensayos de esta misma obra y las anteriores. Se pone en evidencia cómo el tiempo y las circunstancias transforman lo que en principio se pensó de otra forma.

La escena tiene el espacio vacío, sólo delimitado con unas líneas blancas, al costado unas sillas para los bailarines en las cuales hay algunos vestuarios muy simples que utilizan por momentos. El protagonista es el cuerpo. Las luces acompañan el movimiento dramático de la obra junto con lo que se proyecta dando un marco ideal a la escena.

Es un espectáculo que moviliza al público, porque cuando alguien cuenta su historia, se desnuda no solo con el cuerpo, sino con toda su esencia. La potencia de la propia vivencia es arrasadora y más cuando, como en este caso, está realizada con una gran técnica desde todos los aspectos. Pudiendo traer el pasado y anclarlo en el presente vivo y auténtico de una escena. Porque la realidad y la ficción, a veces, son dos caras de una misma vida.

 

Ficha:

Dirección: Marina Otero

Intérpretes: Augusto Chiappe, Diego Gómez, Juanfra López Bubica, Fred Raposo, Matías Rebossio, Miguel Valdivieso,  Cristian Vega,  Marina Otero

Género: Biodrama #Danza #DanzaTeatro #Performatico