La maternidad es amor, también es rabia y dolor

Una niña admira a su madre. Una madre cansada para estar con su hija. Una adolescente que detesta a su madre. Una madre desesperada que no sabe cómo acompañar a su hija adolescente. Una madre que se desvive por su hija. Una hija que desea que su madre tenga sus propios intereses. Una madre que quiere seguir actuando. Una hija agotada de haber pasado años en ensayos y teatros.

En una sociedad exitista, machista y de poca empatía, el vínculo madre e hija es bastante complejo. A través de un biodrama, cinco mujeres en escena: Nazarena Amarilla, Maira Annoni, Blanca Anzoategui, Damiana Gamarra y Jennifer Romina Hernández, dirigidas por Leticia Coronel toman alternadamente estos roles y exploran los rincones más profundos del hermoso y salvaje vínculo.

La obra se presenta como un montaje en construcción, algo así como un laboratorio escénico de esta época. En ese sentido, la escenografía es bastante minimalista y los vestuarios son urbanos. Se aprovecha el mismo escenario desmantelado acompañado de un gran sillón, algunos bancos y diferentes objetos lumínicos (botellas y candelabros). A esto se le suma la puesta de luces que contempla la apertura de luz a público, el uso de rojos y el estrobo. Esta composición  genera un ambiente lúgubre e invita al espectador a observar desde otra perspectiva las escenas y sumergirse en las emociones más crudas de las artistas.

Tanto la directora como las otras intérpretes presentan experiencias relacionadas a sus propias madres o hijas a través de la dramaturgia y la danza. La obra está llena de momentos testimoniales proponiendo así al espectador revisar su propia experiencia. Por momentos, son los cuerpos los que mayor protagonismo. Se destaca la danza audaz de Nazarena y los movimientos de Maira con los que construye a cabalidad la representación de un cuerpo con rabia.

La propuesta contempla una dramaturgia que apela a lo cotidiano. Los textos dejan entrever un mandato social que modela a las mujeres para dejarse a sí misma y dedicarse casi de manera exclusiva a las labores de cuidado. Con ello, el contrapunto, que las mujeres hoy tienen más oportunidades de decidir qué hacer con sus cuerpos y sus vidas. Sin embargo, es justamente en aquella bisagra que se presentan estas dinámicas, donde tensionan los conceptos de drama y fuerza  y del cual emerge la gran interrogante que atraviesa esta pieza: ¿qué queda de una madre en una hija?

En cuanto a la dirección, es posible reconocer el estilo de Leticia Coronel con propuestas de teatro físico arrojado y la construcción de visuales cinematográficas. Además, cabe mencionar que la obra nace a partir del fallido proyecto de una madre que quiere hacer una obra con su hija. Ahí, la directora y dramaturga, observa el concepto de voluntad y reconoce una oportunidad con esta pieza.

Finalmente, más allá de exponer sus vivencias, las artistas ponen sus biografías al servicio del rito teatral. “Estoy acá sin fin” se propone como una experiencia catártica tanto para quienes interpretan y quienes observan la obra.

Ficha:

Actrices y creadoras escénicas: Nazarena Amarilla, Maira Annoni, Blanca Anzoategui, Damiana Gamarra, Jennifer Romina Hernández, Leticia Coronel

Dirección de arte: Uriel Cistaro

Diseño de vestuario: Uriel Cistaro

Fotografía: Nora Lezano

Diseño audiovisual: Alonso Gil Gil

Diseño gráfico: Manuel Mateu

Diseño de iluminación: Paula Fraga

Prensa: Daniel Franco

Redes: Lucrecia Benavente

Producción ejecutiva: Leticia Coronel, Damiana Gamarra, Manuel Fuster y Jennifer Romina Hernández

Asistencia coreográfica: Maira Annoni

 Asistencia de dirección: Manuel Fuster

Dramaturgia y dirección general: Leticia Coronel

Género: Biodrama