El grotesco está vivo

Candy Crush Saga es, además de un jueguito de consumo masivo que llegó a las abuelas, el nombre de una obra teatral muy (pero muy) bien interpretada. La estructura narrativa es sólida porque queda claro cuándo es momento para cada cosa, ya que cada segmento que conforma la pieza, en la que se intenta desentrañar quién se robó una lata de caramelos importados, tiene bien marcado los tiempos, llegando siempre a clímax inequívocos. Más bien la historia es un pretexto para desplegar sobre el escenario el grotesco, que los artífices de la misma describen como “grotesco contemporáneo”, con sus tópicos recurrentes: la familia, la cotidianeidad, las histerias y neurosis que nos convocan e interpelan, los engaños, las traiciones y los gritos. Difícilmente pueda hacerse grotesco en esta ciudad sin gritar. Porque así somos, gritones. No por remanido es menos saludable que la referencia instantánea esté en el cine y en clásicos inoxidables de Alejandro Doria como Esperando la carroza y Cien veces no debo.

Pero además de algunos chistes muy buenos o la siempre buena noticia de que el grotesco está vivo, es menester decir que lo mejor de esta obra son las actuaciones. Son realmente más que correctas, muy buenas. Sabemos que una obra teatral bien interpretada ya tiene de por si medio partido ganado. Y este caso no es la excepción. Los cuatro actores que participan mantienen no solo magistralmente los tiempos vertiginosos de la obra (la obra nunca se cae) sino también que mantienen sus personajes sin fisuras: no hay un hueco, no hay un recoveco en el que se pueda meter el ojo malhabido. Guillermo Aragonés, Soledad Bautista, Federico Marrale y Jorgelina Vera, tal los nombres de los actores y actrices protagonistas, bien valen ser mencionados y destacados en su labor.

No es cuestión de contar el final del cuento, pero en el medio del delirio y la búsqueda constante de la comicidad a la que el público asiste, hay, de forma muy abierta, referencias a nuestros símbolos. Conocemos que el grotesco siempre apela a esa peligrosa noción que denominamos idiosincrasia, y aquí también sucede, aunque más difusamente que en casos más emblemáticos como los ya mencionados. Construirnos y deconstruirnos, a esa actividad tan saludable como constitutiva de lo que somos contribuye este género que en Candy Crush Saga se ve bien representado.

Ficha:
Autora: Florencia Aroldi
Dirección: Claudia Vargas
Elenco: Guillermo Aragonés, Soledad Bautista, Federico Marrale y Jorgelina Vera