El ardor
Ficha
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Datos de funciones:
SÁBADOS 22 Hs
Humahuaca 4310 -
Prensa:
Sonia Novello
¡Dele arranque, maestro!
Un mecánico con reflujo tratando de darle arranque a un motor importado, reflexiona entre los chispazos de la moladora y arandelas que no sirven. Cree que el problema está en la máquina hasta que cansado de electrocutarse gira por fin su vista hacia el sistema. Recuerda la infancia, reflexiona, se aplica W40 y eso es lo importante, poder encontrar relación entre las cosas. Mientras tanto trata de digerir el resto de un locro que está tomando el poder de sus tripas y ya tiene voz en los medios. En el estómago todo se mezcla igual que en la historia, locro se podría llamar lo que algunas generaciones opinaron y opinan sobre la patria, porque a ellos nadie se las puede contar.
Todo organismo necesita procesos químicos y físicos con cierto orden para sobrevivir y evolucionar, un orden individual, la experiencia, casi siempre interrumpida con frases roncas del tipo: “vení, yo te voy a explicar”. Así como existen teorías de sistemas que explican desde la biología la realidad social, existen obras de teatro que merecen ser visitadas en ramas sanguíneas (modo educativo) porque el humor es un conductor que no falla, entra sí o sí.
En su mameluco naranja se esconden la corbata del padre que da cátedra de como Moisés abrió el mar rojo para llegar al Caribe hasta el fin del papel moneda, y el rouge de la madre que sueña que sabe leer y conquista chacareros checoslovacos en peñas del norte. Tambien los pasajeros del colectivo que lo lleva al trabajo y tratan de morir en psicosis masiva antes de seguir presenciando y oliendo la fermentación que lo corroe. El personaje logra con bravura e inocencia que sus contradicciones se perfumen de signos, símbolos y referencias históricas en una parodia del metabolismo nacional, empujada por un absurdo conmovedor y realista.
Es feroz la versatilidad de Marcelo D`Andrea protagonizando este unipersonal. Asistir a esta obra es un lujo de historia, geografía, cambalache y poesía, humor y nostalgia en 60 minutos. Su determinación actoral magnetiza con su lenguaje físico y verbal a un público que pasa de carcajadas a preocupación en segundos, sin sacar la vista de las chispas y el humo, los metales oxidados y maderas que quieren caer, pero lo sostienen, lo hamacan, lo crucifican y lo dejan soldado a un árbol genealógico aún trunco en el Camouflage.
Ficha:
Actúa: Marcelo D´Andrea
Dirección: Ricardo Holcer
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