Benito de La Boca

Benito de La Boca

Ficha

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    CTBA

 

Una pinturita de musical

– ¿Quién es Benito Quinquela Martin?

– Es un pintor de La Boca, hacía muchos barcos

– Ah, bien!

Ese mini diálogo puede darse con total naturalidad si surge la pregunta inicial, pero lo cierto que es este musical de Lizzie Waisse, va mucho más allá, cuenta la vida del artista desde sus inicios y devela muchos detalles no tan populares del protagonista.

Un enorme y oxidado puente de hierro en el proscenio, será e marco perfecto para contar la historia, detrás habrá cambios, se podrá ver la casa de la infancia, la escuela de arte o lugares a los que viajo, entre otras cosas. Cambian los elementos escenográficos, pero todos mantienen el espíritu de época (1890/1977), la paleta de colores con muchos ocres, verdes y azules, reforzados con una iluminación que refuerza el concepto, marcan el estilo. A esto se le suma una gran pantalla al fondo, en la que se van proyectando imágenes complementarias a las diferentes escenas.

El primero en llegar a escena es Juan de Dios Filiberto (Rodrigo Pedreira), quien se dirige hacia un costado trasero del escenario, para mover su batuta y hacer que la banda en vivo comience a sonar. Luego hace una introducción, en la cual además de recordar que fue un gran amigo del pintor, abre el juego para lo que va a pasar.

Al parecer hay cierta magia en el ambiente, porque el espectáculo se ubica temporalmente en la actualidad, donde una guía de turismo (Belén Pasqualini) “quinquelista” se encuentra y habla con el fantasma del músico y ambos dan paso a la historia de quien ha realizado los cuadros más famosos de La Boca.

Benito (Roberto Peloni) tuvo una vida difícil, fue abandonado en un hogar de niños siendo un bebe y a los 7 años fue adoptado por una familia de carboneros, que desde muy pequeño lo hicieron trabajar en el negocio, teniendo que abandonar la escuela incluso.

Como el arte es vida y el arte sana, Quinquela encontró refugio en la pintura, pudiendo plasmar sus vivencias y lo que veía en la ribera.

A lo largo de su vida pudo exponer, su arte tuvo gran repercusión, incluso internacional y eso lo llevó a poder disfrutar un muy buen pasar económico, que dio la posibilidad de ayudar a su comunidad, construyendo escuelas, espacios culturales y hasta un lactario (que pretendió ser un Hospital pero no se lo permitieron).

Claramente su vida es el típico “camino del héroe” en cualquier historia de ficción, pero, en este caso es tan real como cualquier barco anclado en un puente del Riachuelo.

En general los intérpretes realizan diferentes personajes, para contar las distintas etapas en la vida del protagonista. Un elenco integrado por artistas del género con nombres muy resonantes y otros que están empezando a crecer paso a paso, todos se complementan a la perfección, generando una linda sinergia escénica. Ellos son: Roberto Peloni, Rodrigo Pedreira, Belén Pasqualini, Alejandra Perlusky, Julián Pucheta, Sol Bardi, Francisco Cruzans, Jimena Gómez, Nicolás Repetto, Evelyn Basile, Tatiana Luna, Mariano Magnífico, Federico Strilinsky, Nicolás Tadioli, Florencia Viterbo, Fiona Mastronicola y Matías Prieto Peccia.

Todo están muy bien en sus roles, aportando histrionismo y generando diferentes climas, desde momentos muy sobrios hasta otros muy divertidos (resaltando en esto último Pucheta y Perlusky). Cabe destacar a Peloni, con una hermosa y sentida composición.

También el vestuario tiene un rol fundamental, ya que tiene que ir mostrando cambios de época (porque el musical recorre toda la vida del artista), sino también de contexto socio económico y hace ambas cosas muy bien, marca un recorrido claro, que también usa como recurso los colores neutros y oscuros para los momentos más difíciles, mientras que los claros y brillantes indican todo lo opuesto.

La música de Gustavo Mozzi y las coreos de Gustavo Wonz, tiene un lugar relevante, son el hilo conductor de espectáculo, llevándolo por diferentes estados, a la par del texto.

Un enorme y oxidado puente de hierro en el proscenio, será e marco perfecto para contar la historia, para que los espectadores lo crucen con su imaginación y conozcan un poco más al hombre detrás del pincel, al artista que además de colmar de pinturas y murales su barrio natal, recorrió el mundo y dejó como legado mucho más que sus trazos. Un musical bien argentino… bien porteño… bien de La Boca.

Ficha:

Dirección de arte Marlene Lievendag

Dirección musical Gustavo Mozzi

Dirección general Lizzie Waisse

Con: Roberto Peloni, Rodrigo Pedreira, Belén Pasqualini, Alejandra Perlusky, Julián Pucheta, Sol Bardi, Francisco Cruzans, Jimena Gómez, Nicolás Repetto, Evelyn Basile, Tatiana Luna, Mariano Magnífico, Federico Strilinsky, Nicolás Tadioli, Florencia Viterbo, Fiona Mastronicola y Matías Prieto Peccia.

Músicos: Cristina Chiappero violonchelo, Eleonora Ferreyra bandoneón, ARO síntesis electrónica, Agustín Lumerman percusión, Manuel Rodríguez clarinete y saxo alto, Máximo Rodríguez bajo, Santiago Torricelli piano

Género: musical

Categorías: Musicales, Reseñas

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