Andamos pero en colectivo

Bajo la penumbra y la soledad de la noche, se encuentran siete mujeres desconocidas entre sí y de dudosa legalidad, esperando a que una octava regrese al micro. La espera las vincula, y les permite imaginar un destino común entre tanta hostilidad e incertidumbre.

Colectivo se presenta como una obra profundamente dramática en un principio desde el guión, pero la dirección a cargo de Diego Brienza incorpora tintes humorísticos para reforzar al máximo el tipo de representación escénica que se mantendrá de principio a fin. Se crea un código entre el espectador y la puesta en escena, abierto, continúo pero de una sencillez ínfima, el público ve una representación ficcional sobre una representación teatral, es la redundancia absoluta para hacer evidente el dispositivo teatral, la relación entre saber y poder como instrumento reflexivo, y discursivo a nivel político y social en el cual, además de plantearse una estética determinada coexiste con la ética de lo representado.

El despliegue escénico y la distribución del espacio son parte fundamental de la narrativa de la obra. Está dividido en 3 niveles, en el centro, los músicos, quienes reúnen, acompañan y resignifican los otros dos niveles en el correr del texto. En este sentido, se podría reconsiderar cómo se aborda la espacialidad de la puesta, teniendo en cuenta que la multiplicidad de representaciones al unísono, en diferentes niveles espaciales junto con la profundidad misma del escenario, dispersan la mirada del espectador con respecto a ese último nivel. En este sentido el recorrido escénico observable es acotado en comparación del figurado.

El diseño lumínico y el acompañamiento musical en vivo, estimulan el recorrido hacia los diferentes microclimas dramáticos que se arman en post de las meticulosas actuaciones del elenco, hay un vaivén de emociones que confluyen tanto en sus historias como en su objetivo común; el colectivo como medio de transporte para que el colectivo «grupo de mujeres» pueda conseguirlo.

Colectivo es de una sensibilidad particular, que apela al humor pero con sumo respeto de la temática abordada. En ese sentido, el clima generado a través de los diferentes recursos escénicos en esta dramaturgia invitan al público a cuestionarse acerca de la noción de cuerpo representado y su composición en la escena misma, además de la pregunta troncal sobre la legalización del juego de la representación, sus alcances y límites, sobre el qué y el porqué de este código íntimo que expone Diego Brienza hacia el espectador.

 

FICHA

Elenco: Mercedes Ferrería, Agatha Fresco, Eugenia Ghiselli, Claudia Mac Auliffe, Majo Ñañez, Daniela Salerno, Analía Sánchez y Andrea Varchavsky

Músicos: Manuel Eguía, Gabriel Gonzalo García

Dirección general y puesta en escena: Diego Brienza