Cita a ciegas

Cita a ciegas

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 Un banco, una plaza, un amor

La luz tenue del cercano escenario adentra a los espectadores en un viaje donde el amor, los vínculos y las relaciones interpersonales son el hilo rojo de esta historia.

“Cita a Ciegas” de Mario Diament con dirección de Mauro J. Pérez es una historia atrapante que lleva a cuestionarse ¿qué es el amor? el amor es fascinación, es alegría, es dolor, es obsesión, es letargo, es arraigo, es búsqueda permanente y es encuentro de lo que podría ser y, es, o no es.

Un escritor ciego (Aldo Pastur), es el puntapié de la historia y va marcando con su discurso profundo las inflexiones que se producen, pero ¿él también ama? ¿él, se ha enamorado y pudo concretar su historia, o no?

Un banquero de 50 años (Mario Petrosini), que no vive más que para su familia y trabajo, un día decide sentarse en un banco de plaza San Martin y tras comenzar una charla, con un señor que encuentra sentado, cae en cuenta de que es el escritor ciego tan famoso. Tras contarle de su vida, sus peripecias de oficina y comprender por las palabras de este viejo que la vida puede vivirse, y verse, desde distintas realidades quiere comprender como podría ser estar en una realidad paralela viviendo la historia que él quiere vivir.

En un devenir de la charla, en aquel banco de plaza, el banquero realiza una confesión que lo tortura mentalmente y le confiesa al escritor que se ha enamorado de una jovencita escultora que esculpe en hierro y lo ha obnubilado con su belleza, con su arte, su forma y sus palabras. El viejo intenta entender porque el banquero se encuentra deslumbrado por la jovencita y le da algunos consejos vislumbrando que el amor real, es lo que debe triunfar bajo todas las perspectivas, marcando que ser obsesivo con una joven 22 años menor no está bien pero intentando comprender este amor que el hombre siente. Luego de unos minutos de charla, el compromiso apremia y el banquero se despide de aquella eminencia del arte que ha conocido.

El escritor ciego que todos los días se sienta en el banco de la plaza, mediante un hermoso pasaje de palabras que llegan al corazón de los espectadores cuenta que conoció hace muchos años el amor en estación de Boulevard Saint-Michel (Francia), y que esa joven que cruzo con pollera plisada marrón, buzo ocre y un libro apretado a su pecho, es la que espero toda la vida. Esta escena es una de las más representativas de la obra ya que el texto lleva a que el espectador se imagine cada uno de los momentos que el escritor cuenta, se puede imaginar ese cruce de miradas en aquella estación, aquel tren donde la joven se subió y aquel amor que allí quedo entre el escritor  y esa joven. ¿Una mirada puede ser algo que marque a fuego una relación? ¿existe el amor a primera vista? esta obra pone un hermoso foco sobre esta cuestión y hace comprender el amor desde una perspectiva única donde muchos de los espectadores asienten con la cabeza ante ciertos relatos.

Otro día la vida lo cruza en ese mismo banco con una joven deportista (Camila Pizzo) quien lo reconoce fervientemente como el escritor y venera su figura contándole que leyó varios libros de él. Ante la emoción de la joven, él, le dice que se siente y durante la charla ella le cuenta que es una escultora, que esculpe en hierro y también vive el arte de una forma especial. Acto seguido le comenta que está enamorada de un joven compañero de la facultad que se encuentra enfermo y ante esta situación busca ayudarlo a pagar su tratamiento haciendo una venta de un cuadro a un señor banquero que conoció en una muestra, de esta forma se entrelazan los caminos en aquel banco de plaza y el escritor recuerda las palabras del hombre que conoció el día anterior ¿será el mismo hombre que él conoció? ¿por qué razón la vida cruzaba los caminos en ese banco de plaza y justamente con el escritor? ante el léxico tan vasto de este señor la joven se queda escuchando sus palabras y le confiesa que ella se ha enamorado del compañero debido a que vive el amor de la misma forma que su madre, la plasma como alguien fría, distante, que no sabe valorar el amor que su papá le quiere dar y por esta razón ella es igual; se siente enamorada del joven pero él no la merece, en cambio, el banquero que lo da todo por ella le ha despertado entre ternura y miedo ya que lo usa para salvar a su amor pero a la vez le da miedo por algunas actitudes del mismo.

Tras vivir este amor de una forma prohibida, el banquero, pasa por una crisis que lo agobia, debe quedarse con la jovencita que lo obnubiló o debe quedarse con su esposa psicóloga que le dio dos hijos. Al no saber decidir sobre esta obsesión la vida del mismo comienza a desmoronarse, su esposa (Iardena Stilman) psicóloga se encuentra en su consultorio con una mujer, segura de sí misma, con un desborde emocional evidente dentro del cual comienza a hacer su trabajo y de esta forma desentrama la historia de una madre que se encuentra desolada por haber vivido toda su vida rehén de un amor que no tenía.

Esta madre (Silvina Muzzanti) se encuentra arrepentida de ser fría como madre, de no confiar en el amor que su joven hija, escultora de hierro, siente por un joven que se encuentra enfermo y al cuál quiere ayudar. Ella, le comenta a la terapeuta, que se casó con el padre de su hija porque estaba embarazada y quería tener una familia, pero, no es el hombre con el que ella habría querido. Ante una rencilla entre la terapeuta y la paciente, esta última confiesa que su verdadero amor es un escritor ciego, que ella va a ver a sus congresos, pero que sabe que él no puede observarla; este dolor del desamor que le produce que él no sepa que ella lo ama la lleva a contar el mismo episodio del Boulevard Saint-Michele en donde en su juventud ella y el escritor cruzaron miradas y aromas que siempre llevarían plasmados en su mente y corazón.

La psicóloga y el banquero mantienen una acalorada discusión en donde el quiebre de la pareja se produce de una forma feroz ya que él deja ver el amor que siente por la jovencita como así también la necesidad imperiosa que tiene que estar con ella sin importar mínimamente el amor de su familia, el calor de su hogar y los años que llevan de casados. Esta ruptura es el hilo final del espectáculo que da pasaje a un final inesperado, en aquel banco de plaza el escritor se encuentra con una señora que está allí leyendo desolada, al sentarse y hablar con ella siente una conexión inevitable y tras sentirla, tocando su mano, se da cuenta que es aquella joven que cruzo en el Boulevard Saint-Michele muchos años atrás, aquel amor perdido que cruzo miradas y fragancias, aquella joven que  busco incesantemente y nunca más encontró, la vida, la plaza, el banco los encuentra años después y hablando ella le cuenta su tristeza ya que su hija ya no está en este mundo, sus sueños se vieron truncados por un amor obsesivo, un amor que dolió y no pudo dimensionar que la joven no era propia sino del mundo.

Cita a Ciegas es una obra magnifica que muestra los diferentes tipos de amor que existen en la vida, muestra que realmente todo está conectado y que el hilo rojo del amor si existe. Aldo Pastur es uno de los más destacables de la obra ya que hace recordar a Borges, su inspiración, su vestuario, el léxico, su forma de ser y una dulzura, por momentos picaresca, hace que el público se emocione, comprenda el amor, asienta durante todo el espectáculo sus intervenciones que son tan naturales y transparentes desde el corazón como así también el público ríe en algunos otros momentos ya que tiene pases de comedia muy acertados.

El amor que es ¿obsesión, alegría, jolgorio, juventud, crecimiento personal, dolor, tristeza, fantasía o realidad? creo que esta pregunta solo la puede responder Cita a Ciegas.

Ficha

Actores: Aldo Pastur, Mario Petrosini, Camila Pizzo, Iardena Stilman, Silvina Muzzanti

Director: Mauro J. Pérez.

Categorías: Reseñas

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