Charla: Festival Monti – Mauricio Kartun y María Marull
Ficha
-
Prensa:
Carolina Alfonso
En la sala del centro cultural Paco Urondo dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires se llevó a cabo la charla abierta sobre Ricardo Monti contando como invitados principales a Mauricio Kartun y María Marull.
Antes de dar comienzo a la charla, se realizó la proyección del tráiler de la película que se estrenará el 17 de octubre en el Gaumont sobre Monti en un recorrido junto a Bernarda Pagés, donde prima el paisaje y el diálogo permanente sobre el arte y la vida.
Luego, en un clima distendido con gran concurrencia María Marull hizo un repaso de sus comienzos en la escritura con Monti. Esas clases individuales donde confluía el afecto, la parte más humana del acompañamiento en la escritura junto a la mirada fundamental de Monti como profesor y guía en la formación de ambos invitados.
En ese aspecto, Mauricio Kartun recuerda las devoluciones que realizaba el maestro sobre sus primeros trabajos, ese “silencio Monti” que se establecía antes de expresar su parecer sobre un texto que debía ser sometido a revisión. Ahí, la pregunta fundamental que inicia la charla sería: ¿para qué sirve un relato? Como intento de respuesta, en una etapa de experiencia y formación de escritura teatral, la imagen posee un lugar preponderante, posee mayor fuerza que el concepto.
Su primera experiencia con Monti data de 1978 y cuenta la anécdota que, al conocer a Monti, Kartun buscaba realizar un teatro ligado a la comedia. En esos intercambios, uno de los aprendizajes fue escribir eliminando cualquier tipo de ocurrencia.
Kartun relata que su escritura no era buena cuando no le daba importancia a la imagen y aquí damos con uno de los aspectos troncales de la enseñanza de Monti: la imagen generadora. Esta imagen no consiste solo en lo visual, sino que es el fragmento percibido en el relato, aquel texto que nos pueda situar en lugar despojado de adornos literarios.
Por otra parte, María Marull le dio preponderancia al pensamiento liberador de la escritura donde la clave sería escribir para uno, en un modo de indagación permanente que solo es entorpecido por los adornos y metáforas que embarran la acción y no pulen la piedra de la escritura.
En su paso por el taller de Monti, otro aspecto que recuerda María Marull es que el texto es una música y posee una determinada partitura donde las palabras deben ser precisas de acuerdo al personaje que transmite un determinado mensaje. En ese aspecto, cuando Marull fue convocada a realizar un trabajo sobre Hidalgo, la mirada guía de Monti fue la clave para desandar un camino y elaborar una obra teatral exitosa.
Por último, cerrando con el espacio de anécdotas, Mauricio Kartun retoma otro concepto fundamental, la idea de indagación. Al realizar el taller con Monti, logra terminar la obra “Chau Misterix” estrenada en el sótano de un teatro emblemático. Esa obra fue lo primero que escribió en su taller y al día de hoy, es la única obra que sigue presentándose cada año en diferentes salas del país.
Al terminar la obra, recuerda que Monti le dijo: “no terminaste la obra porque no sabes que dicen los personajes, toma los personajes en una situación que no sea de la obra”. En ese punto, recuerda que el ejercicio fue muy dificultoso de realizar y que no podía más que procrastinar en el trabajo encomendado cuando finalmente se decide a colocar a esos personajes en otra situación, volviendo a la casa de sus viejos.
Al desarrollar el ejercicio encomendado, Monti le dice que pare con el trabajo de indagación porque ahí, en esas primeras páginas tenía otra obra, que más tarde, en medio del embarazo de su compañera de vida y de una mudanza, será concluida y reconocida como “La casita de los viejos”.
Al final de esta charla amena, ambos expresaron que el sentido recuerdo de un grande del teatro y formador de dramaturgos como Ricardo Monti quedará en el recuerdo de las generaciones teatrales del país y del mundo.
Artículos relacionados
Escribe un comentario
Only registered users can comment.