Navidad en la remisería

Diciembre del 2001… Navidad del 2001. Un pueblo, en algún lugar. Una remisería: “Las mellis”. Cinco mujeres… o quizá cuatro… o seis, ya se verá. El calor agobia. Los teléfonos no paran, algunos son clientes, otros simplemente conocidos que se comunican para que las chicas pongan la oreja o al atender nadie da respuesta. Todos se conocen, pero… ¿realmente se conocen?.

Este espectáculo nació como una creación colectiva, en la clase de teatro que varias de las protagonistas compartían; ellas fueron improvisando, probando muchas opciones y cuando más o menos tenían una idea, se sumó la dramaturga, Ana Kowalczuk, para darle forma y vida a esta historia.

Un local visto con ventanal a la calle en el fondo, escritorios, sillas, un sillón, varios teléfonos a disco, una abertura con cortina plástica de tiritas al costado, que da al baño y alguna otra parte del inmueble, pintan el espacio.

Paula Kohan es María, una de las mellis, la única dueña que aún vive, la otra está presente desde un pequeño altar, al que le rinde homenaje en todo momento. Es una persona nerviosa y muy responsable, tiene algunos tics y un cuello ortopédico (que nunca se explica el motivo por el que lo tiene), es quién lleva adelante el negocio y se ocupa de sus empleadas, como si fueran su propia familia, se hace la dura, pero es una tierna.

En realidad la única familiar que tiene ahí, es su sobrina Rosario (Margarita Paez), su madre era la otra melli, desde que ella falleció, vive y trabaja con su tía; la chica se ve despreocupada y aparenta sentirse fuera del grupo, aunque en realidad tiene algunas preocupaciones personales que necesita resolver.

Por su parte Justina Bustos se pone en la piel de Sonia, la más trabajadora, tiene una característica particular que afecta y molesta a sus compañeras (también a los clientes), pero si hay algo que nadie puede decirle, es que no tiene la camiseta del negocio puesta; es entusiasta y bien predispuesta. Ella también tiene algunos secretos importantes.

Completa el staff “la rusa”, (Laila Maltz), extrovertida, exagerada, en pareja con “el toro” y en busca de un bebe, hace algunos años, lo más importante de su vida, su sueño más grande y aterrador.

Completa el cuadro Agatha (Ailín Salas), una pasajera internacional, ella es griega, ama viajar y en sus recorridos por el mundo, decidió ir a conocer Ushuaia y la vueltas del destino, la llevaron a ese pueblito, lugar que no pensaba conocer, pero… todo es por algo.

Las actuaciones son muy parejas, aunque se puede destacar a Paula, que da un pasito más en la construcción de su personaje, aportándole mucha naturalidad y verosimilitud. Más allá de eso, los trabajos son buenos en general.

Sus historias interrelacionadas, serán el meollo del guion; es una obra que no pretende demostrar nada, sólo reflejar las vivencias y relaciones de estas mujeres que están justamente “Al borde del mundo”, dando un tratamiento con diversos niveles de vuelo, de fantasía y realidad, pero siempre en clave de humor, aún en los momentos más emotivos.

Los directores Camilo Polotto Javkin junto a la misma dramaturga, hacen un muy buen uso del espacio para contar los hechos, la chicas trabajan tanto dentro del local, como en la calle, para lo que el gran ventanal y la puerta de entrada, se vuelven fundamentales, permitiéndoles entrar y salir, sin irse de escena y aprovechando para mostrar cosas diferentes. También usan la referenciación, cuando salen del escenario, para dar cuenta de los otros ambientes o el espacio en el que lavan los autos.

Un espectáculo que habla de las emociones y los vínculos, su importancia y como al final, el ser y estar con otros, modifica a las personas en lo más profundo, como un trabajo que podría ser trivial, convierte a un grupo de compañeras, en una familia.

 

Ficha:

Dirección: Ana Kowalczuk y Camilo Polotto Javkin
Dramaturgia: Ana Kowalczuk
Elenco: Justina Bustos, Paula Kohan, Laila Maltz, Ailin Salas y Margarita Paez
Diseño de Escenografía y Vestuario: Pia Drugueri
Asistencia de Escenografía y Vestuario: Julieta Muro Frangi
Diseño de Iluminación: Matias Sendon
Diseño Sonoro: Marcos Zoppi
Música: Flor Braier
Producción: Javier Furgang, Justina Bustos y Francisco Olavarria
Producción Ejecutiva: Agustina Malfitano
Asistencia de dirección: Chiara Scozzafava
Diseño gráfico: Rocío Solano