Todo lo que nadie ve

Todo lo que nadie ve

Ficha

  • Prensa:

    Prensa: Carolina Alfonso

 

Espías de la Intimidad

Hace ya algunos años que se ha instalado en la escena porteña un tipo de textos que introduce a los espectadores de cabeza en el interior de una escena de familia, de una pareja o de algún tipo de relación que agrupa a una o varias personas. La característica principal que los une es que el conflicto se centra en un tema propio de la intimidad. Y esto puede suceder precisamente porque –literalmente- para asistir a esos espectáculos se ingresa en alguna parte de una casa donde tranquilamente podrían ocurrir esos hechos de los que se habla.

Así pasa también con la propuesta que nos acerca Javier Rodriguez Cano en su primera obra como autor “Todo lo que nadie ve”. Una clara elección del director que coloca el conflicto de dos personajes dentro de una vieja casona, en una habitación transformada en sala de teatro donde el público queda como espía necesario y cómplice de esta historia.

Una madre que parece confundida, que se muestra débil, que acepta estar enferma. Un hijo tratando de entender qué pasará con ella pero también, con él, intentando dominar una situación que no sabe muy bien cuál es y buscando ser alguien que claramente no es. A esta dupla disfuncional se suma un gran elemento que por su fuerte presencia por momentos parece transformarse en un tercer personaje: la habitación. Con un empapelado andrajoso, con muebles de otra época, con problemas de cañerías esas cuatro paredes definen sin tapujos un mundo de encierro y soledad.

El conflicto entre esta madre y su hijo se pone de manifiesto de frente al público en un momento en que cada actor, solitario, descubre en el público a un otro donde puede confesar qué es lo que está pasando realmente. Una buena historia, un lindo lugar para seguir explorando.

Categorías: Reseñas

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