El pueblo son las voces que se alzan

El peso del peronismo en la historia argentina es inequívoco. Amen de las apasionadas opiniones que dichos gobiernos pueden suscitar, el mismo ha sido fuente de inspiración de innumerables obras artísticas, aun al día de hoy. En la abundancia, no siempre es sencillo hallar una pieza que se destaque sobre las demás por su calidad. Sin embargo, Potranca, la obra maestra de Mariela Asensio, galopa al calor de los excelentísimos espectáculos que tienen algo diferente para decir, y en ese decir, conmover.

La pieza es interpretada por un brillante y multitudinario elenco heterogéneo. Como si de un coro se tratara, cada uno de estos talentosos intérpretes componen lo que podría entenderse como la sociedad argentina de mediados del siglo XX. Sus vestimentas evocan las principales instituciones sociales: la militar, la eclesiástica, la escolar, la trabajadora rural, la masa femenina carente de voz, la labor doméstica destratada. Sus voces se alzan individual y coralmente para relatar pequeños cuadros de las desigualdades imperantes. Hasta que, repentinamente, la figura de Evita, en su representación más indómita, funciona como un quiebre entre quienes interpretan a los dominantes y los que toman el rol de dominados. Los actores y actrices en escena y sus vistosos trajes de época son tanto el espectáculo como la puesta en escena, ya que el escenario esta despojado de elementos para que ellos hagan su magia. Nobleza obliga, la música en vivo (crédito a Lucía Adúriz y Nacho Linares) juegan un rol teatral esencial.

Las voces de cada uno de los intérpretes vehiculizan el relato. Sus monólogos y diálogos son reclamos históricos, el deseo de controlar la narrativa de lo que ocurre, la heterogeneidad social imperante. La dramaturgia entiende las vicisitudes políticas de la época y escenifica a las voces que se alzan para reclamar lo que ellas creen justo. Es por ello que la interpretación coral es tan brillante: por ser un dispositivo teatral que permite un espectáculo vistoso y la carga simbólica colectiva de este período histórico.

El transcurrir de la obra es sumamente dinámico, producto del carácter fragmentario de sus cuadros. La linealidad que flota de fondo es, justamente, la llegada de Eva Perón al gobierno y su muerte. Lo que no se ve está en la mente del espectador, que completa la trama con su visión de la historia. Esto permite a los artistas conmover de todas las formas posibles: risas, sorpresas, y hasta alguna lágrima que escapa de algún que otra butaca. La diversidad de lo que se ve en escena es tan genial, que cuesta contenerla en un género teatral o una sinopsis que le haga justicia. Solo puede decirse que es un relato histórico con la intensidad del galope equino, el peso simbólico de la figura de la potranca y el talento de un elenco bien dirigido por una dramaturga con visión y voluntad experimental.

Potranca, la intrépida obra de Asensio, es una bocanada de aire fresco en la escena teatral criolla. Es una distinta (con todo el valor del término), una joya imperdible.

Ficha:

Intérpretes: Lucía Adúriz, Daniela Echarte, Natalia Freijo, Montserrat Godia, Geronimo Gutierrez, Sabrina Lara, Nacho Linares, Anali Maguet, Mathias Percat, Bianca Oliveti, Rodrigo Serra, Analía Tarrio Lemos, Valeria Tollo

Directora: Mariela Asensio

Género: Nuevo formato #biodrama