Mujeres que cocinan con huevos

Mujeres que cocinan con huevos

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: Sábados de junio y julio a las 20 horas
    Localidades: $ 250.- Estudiantes y jubilados: $ 200.-
    Teatro Taller del Ángel – Mario Bravo 1239 / 4963-1571

  • Prensa:

    Prensa Duche&Zárate

 

 

La rebelión de las mujeres

Mañana es un día muy especial para Mecha. Deberá presentarse una vez más ante el juez para prestar declaración sobre el homicidio de su marido, acontecido unos cuántos años atrás. Está algo nerviosa porque no sabe qué más puede aportar a la causa. Todavía la perturba recordar cómo aparecieron diseminadas en distintos lugares las partes desmembradas del difunto, y cómo pareciera por momentos verse sospechada frente a tales nefastos hechos. Mientras tanto, para calmar los nervios, se reencuentra con sus amigas y compañeras de las clases de cocina a las que no veía desde hacía tiempo. Es que la vida de Mecha ha sido muy dura: se casó muy joven con un marido violento que la sometió a todo tipo de abusos y humillaciones. Controlador descontrolado y siguiendo la conducta de los hombres violentos, este le impidió continuar los encuentros y la amistad con sus queridas Pola, Silvia y Aldana, quienes eran sus únicos salvoconductos en momentos de extremo sufrimiento y soledad. Muerto el malvado, se restablece el vínculo tan esperado, y ahora ellas –mientras conjuntamente cocinan un exquisito budín de naranjas con baño de chocolate-, comparten detalles desconocidos de sus relaciones con los hombres. Poco a poco van saliendo a la luz historias secretas de cada una, y la complicidad las embarga en un estado de intercambio sincero y diversión, propicio para que Mecha logre distenderse. Pero la sorpresa llamará a la puerta de manera contundente, porque no todo es lo que parece, y la verdad acecha detrás de las más variadas formas… pujando por mostrar su cara.

“Mujeres que cocinan con huevos” es una exquisita comedia negra escrita y dirigida por la actriz, directora y dramaturga Patricia Palmer. De forma jocosa y haciendo parte a los espectadores de la historia, se introduce en un tema tristemente de suma actualidad como es la violencia de género, y lo hace con altura, sin regodearse en los golpes bajos. Pero no se queda ahí, porque también habla de las distintas problemáticas de la mujer en torno a la pareja en un mundo gobernado por los hombres; los mandatos a seguir a la hora del amor, el deber ser, la libertad sexual absoluta libre de todo prejuicio, el deseo y su concreción, las parejas abiertas y los nuevos acuerdos intra muros, etc. En fin, todo es abordado de una manera tan clara y con absoluto desparpajo por estos cuatro personajes que se hacen queribles desde el minuto uno de la obra, interpretados por cuatro estupendas actrices, frescas, divertidas y sensibles a la vez: Mariana Frega (Mecha), Olga Mancini (Silvia), Gabriela Occhipinti (Pola) y Susy Van der Mell (Aldana). Cada una con un perfil determinado, cada una con una mirada distinta sobre la vida, sobre lo femenino como género en lucha y sobre los hombres, pero unidas y hermanadas ante la injusticia, la crueldad y el sometimiento. El diseño escenográfico de la propia Palmer, con elementos minimalistas, resalta la impronta de este juego de unión incluso a partir de las diferencias, y define los rasgos de un espacio común compartido que les da cobijo y estimula el intercambio. El colorido vestuario de Luis Vilches y el maquillaje y los peinados a cargo de Lorena Rincón, tienen reminiscencia de los años ´50, y confronta la discursividad libertaria de los cuatro personajes con una época paradigmática donde la mujer estaba totalmente encasillada en su rol de madre y ama de casa, precisamente cuando la “cocina” era una actividad primordial en su día a día.

“Mujeres que cocinan con huevos” es una excelente comedia para reír, para reflexionar y para compartir con hombres y mujeres. En tiempos donde la marea femenina se abre paso en un mar embravecido por la tradición anquilosada del patriarcado,  obras como estas sirven para posibilitar un cambio de perspectiva (aunque sea el mínimo intento ya lo vale), de aquellas mentes sujetas aún a un paradigma arcaico donde el hombre cumplía un rol fundamental en todos los espacios sociales, y la mujer solo estaba a un costado, relegada, esperando… esperando silenciada, esperando invisibilizada, esperando sometida, esperando subestimada, esperando subvaluada… ¡Esperando su oportunidad para cocinar un exquisito budín de naranjas bañado en chocolate! Y no agrego más nada. Después me cuentan.

Categorías: Reseñas

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