El cabaret de los sueños revolucionarios

No hay invitación a espectáculos unipersonales que no suscite expectativa. La proeza de sostener un show individualmente toma formas de lo más originales para sostener la atención del público. Para ello, el talento, la puesta original y un equipo técnico insoslayable son condición sine qua non. Por eso, no es sorpresa que Max Acevedo, en la piel de la genial Madame Sabo, nos tenga al borde de la butaca a través de un viaje en el tiempo en compás de vaudeville, en esta brillante presentación escrita por Lucía Laragione y dirigida por Clara Pizarro.

La historia remite al aura prerrevolucionaria que se respiraba en la antesala de la segunda guerra mundial. Sin excesivos detalles, la protagonista señala un parentesco lejano con dos figuras, Olga, joven rusa comunista, y Prestes, brasileño ávido de extender la liberación a su pueblo. A lo largo de su relato, la madama entona una serie de canciones que recomponen dicho espíritu, que no solo se materializa en relatos de levantamientos populares, sino también en una historia de amor entre Prestes y Olga, apagada estrepitosamente por la persecución nazi, aquel hecho maldito que acaba por llevarse a la muchacha, entre tantos millones de inocentes.

Como mencionamos, tres son los elementos clave de este espectáculo. En primer lugar, la genialidad de Acevedo, una mezcla de coreografías eficaces (de Teresa Duggan), canciones nobles (de Federico Mizrahi) y, por supuesto, las interpretaciones brillantes del actor. En segundo lugar, una puesta interesante, integrada por un baúl, una suerte de carrito que hace a las veces de bar, de estandarte revolucionario, de cuanto recurso precise la madama (crédito de Antonela Fusenecco), en brillante atuendo de entertainer (diseñado por Graciela L. Fogar). Por último, el despliegue técnico, un compendio de luces dramáticas que nos transportan desde la gélida Moscú hasta la tropical Brasil en un santiamén.

Así como un unipersonal es una hazaña colectiva en un solo cuerpo, de eso trata la historia que Madame Sabo nos invita a conocer, de heroínas y héroes entregados a una causa, que encarnan luchas de millones deseosos de libertad, de la alegría popular, de un futuro mejor. Nada más atractivo que aquel teatro que logra condensar semejante multiplicidad en un solo personaje colectivo.

Ficha:

Intérprete: Max Accavallo
Dramaturgia: Lucía Laragione
Puesta en escena y dirección: Clara Pizarro