Acompañando a García Lorca y Hernández

Cuando el telón se cerró el público ovacionó a los actores en el Teatro de la Comedia, o mejor dicho, a María de las Mercaderías y los eximios poetas españoles, Federico García Lorca y Miguel Hernández, interpretados por Jorge Seleme y Francisco Gonzalez Gil, muy bien acompañados por el músico Marcelo Alvarez, todos ellos dirigidos por María Hernando. No menos vale aquí un detalle de excelencia a la gran diseñadora Agustina Filipini, que creó un ambiente acogedor, que invita a quedarse, y hasta querer subir al escenario y cantar con los poetas y María Candelaria en esta notable producción teatral, en el que la consagrada actriz, Virginia Lago, destaca excepcionalmente, componiendo un personaje entrañable, hecho a su medida, -quizás, uno de los mejores en esta temporada-.

 

La obra se desarrolla en un pueblo de la España pre-revolucionaria durante la presidencia del Gral. Berenguer, (quien había convocado a un plebiscito y proclamado la República, además de aprobar la ley de Divorcio, forzar el exilio del rey Alfonso XIII y la confiscación de los bienes de la Iglesia). Todo esto es previo al Golpe de Estado del Gral. Francisco Franco, que desencadenará la Guerra Civil Española, causando la muerte de 400.000 españoles (entre ellos, García Lorca y Hernández, quien sería uno de los jefes del bando republicano). En medio de esta crisis griega que rodea a la España de Federico y Miguel está María Candelaria, quien es la que le proporciona la inspiración artística a los eximios poetas, y al igual que el mito de Orfeo, cuyo dolor se centra después de la muerte de su esposa Eurídice, y en su intento de rescatarla del Inframundo, así, en vano, «La Panadera» de Virginia Lago hará lo mismo para salvar por y para España el legado de estos dos geniales artistas, exhortándoles a que preserven sus vidas. Sin embargo, es por inteligente criterio de la directora que el verdadero dolor se va centrar (durante una parte) en esa simple artesana de panes y confitados, que no sabes hacer otra cosa que contar historias.

 

En este caso, se trata de una obra, que lejos de ser intimista, irrumpe con mucha fuerza, logrando incluso altos niveles de emoción, tanto en la composición realizada por los actores, como también por el público, que festeja las ocurrencias de «La Panadera», como de los poetas que la secundan en su tarea de ingenio y música, de dolor y alegría. De ello, que la obra es moderna, a pesar de que es ambientada en la España pre-revolucionaria -como se dijo arriba-, al tiempo, que es heroica, emocionante y llena de sorpresas.

Cabe señalar la sutil transición del dolor al gozo, la parte más importante de la obra, en la que la obra adquiere un inusitado vuelco. Es aquí que se revela el sentido profundo de la misma: la Muerte no tiene jamás la última palabra sobre el arte y la libertad, ni tampoco sobre la amistad, menos sobre el Amor. Aflora entonces ese romanticismo español bien conocido con toda su riqueza, combinado con mucha originalidad y espíritu pionero.

 

Una mención especial merecen González Gil y Seleme, dos auténtico magos sensibles de las tablas, que supieron estar a la altura de componer a los dos últimos genios de la literatura española del siglo pasado. Una labor cautivante que se fusiona con sus bailes y cantos a lo largo de la hora y media que dura la obra.

 

Ficha:

Con: VIRGINIA LAGO – FRANCISCO GONZALEZ GIL – JORGE SELEME

Dirección: MARIANA GIOVINE