La comezón de Terranova

Hoy en día no es ningún secreto el estado de alarma que se genera con la aparición de una nueva enfermedad, de la que poco se sabe, pero los rumores sobre lo que puede generar no son nada esperanzadores. Si a esto se le suma que los hechos se dan en un pueblo chico y la dolencia es de transmisión sexual, no es difícil imaginar el revuelo y pánico de los habitantes. Esto es justamente lo que ocurre en Terranova, un pueblo azotado por una comezón posiblemente mortal, que lleva por nombre: La Desgracia.
La recepción de un hospital de antaño, reflejo de un pueblo anclado en el tiempo, grandes puertas, ventanas altas, camillas, algunas sillas y delante de todo el escritorio de Nora (Nahuel Adhami), enfermera, asistente, recepcionista… lo que haga falta. Una chica con mucho estilo, enamorada y predispuesta. Ella se ocupa prácticamente de todo en el lugar, por eso será la encargada de recibir y acompañar a Anita (Mariel Percossi) en su estadía, le presentará a sus compañeras de habitación y atenderá sus necesidades.
¿Quién es Anita? Es la paciente 0, la primera portadora de la temida Desgracia, un día empezó con una comezón insoportable en sus “partes íntimas” y ese fue el puntapié inicial para todo, además es la hija de la intendente (Andrea Lovera). La joven se encontrará rodeada por su madre, el médico, el sacerdote, la enfermedad y por supuesto “el que dirán”, siendo justamente esos los pivotes, sobre los que irá recayendo la historia, a través de los cuales se dirá lo no dicho.
El médico del lugar (Patricio Witis) y la intendente, tienen ciertas alianzas que serán fundamentales para que el pueblo y para ellos mismos. Estarán acompañador por un sacerdote (Ramiro Gelvez) muy particular, que se sumará culpa a los “desgraciados”.
Un elenco híper talentoso, Nahuel hace un trabajo puntillosamente detallado, donde cada pequeño movimiento, cada gesto está controlado para que funcione de manera correcta, cada nota y cada paso tiene la seguridad y la soltura de quien se pone realmente en los zapatos de su personaje; si bien Nora no es su rol habitual, lo hizo de manera impecable.
Mariel tiene desenfado, entrega y frescura en partes iguales, una gran composición mostrando a esa adolescente que está dejando de serlo, con todo lo que esto implica, su pisada escénica no tiene desperdicio.
Andrea hace galas no solo de su bella y dúctil voz, sino de su histrionismo; claramente la comedia le sienta muy bien y logra transmitir aún en silencio, su gestualidad y sus movimientos hablan por sí solos cuando hace falta, sin necesidad de recurrir a la exageración.
Pato construye un personaje muy pillo, con mucho subtexto que lo vuelve muy divertido e intrigante y cuando canta… agárrense, la potencia que tiene, la claridad en el decir, la forma de hacerlo, realmente increíble.
Ramiro es sumamente divertido, dotando a ese sacerdote de cambios repentinos en el decir, el moverse y sobre todo las intencionalidades que fluctúan según el momento, de forma que impactan cuando corresponde.

Por su parte, Georgina Tirotta en el rol de Samantha, una de las internas, es desopilante, su destreza no pasa solo por la voz o el baile, sino que a nivel interpretativo sorprende, creando un personaje muy redondito.
Más allá de los roles principales, todo el elenco cuenta con voces increíbles y actuaciones acertadísima; si a eso se le suman las canciones pegadizas y las divertidas coreografías, se comprende fácilmente porqué es un éxito. La amalgama y la sinergia escénicas son muy notorias, como así también es muy evidente que se divierten en el escenario, logrando transmitir esa sensación a la platea que disfruta y celebra desde que inicia hasta el final del espectáculo.
Cabe destacar que cuentan con banda en vivo, la misma está compuesta por Francisco Martínez Castro (Piano), Rodrigo Martínez Castro (Flauta), Leandro Biera (Bajo), Luis Aragona (Guitarra), Mayumi Urgino (Violín), Jonathan Miale (Cello), Franco De Paoli (Batería), Aldana Bozzo (Flauta 2); ellos sin duda aportan un valor agregado al show.
Con libro y letras del director Juan Martín Delgado, que en esta oportunidad interpretó a un perspicaz inspector y música de Francisco Martínez Castro, esta obra que comenzó tímidamente en el off, va por su quinta temporada y ha pasado a convertirse en un musical de culto para los seguidores del género, gracias a su realización, su coherencia interna y sus brillantes intérpretes.
La Desgracia sin dudas se convirtió en el fenómeno que es actualmente por el trabajo duro y el profesionalismo de todo el equipo, cosas que se ven reflejadas en escena; sin dudas merecen todo lo que están cosechando y tienen cuerda para rato. Si todavía no la vieron… ¿qué están esperando?

Nota: en la función que asistimos, el 29/1, se hicieron los siguientes reemplazos:
Nora: Nahuel Adhami en reemplazo de Mariano Condoluci
Sacerdote: Ramiro Gelvez en reemplazo de Nahuel Adhami
Inspector: Juan Martín Delgado en reemplazo de Alejandro Justiniano
Ficha:
ELENCO
Mariano Condoluci, Andrea Lovera, Patricio Witis, Mariel Percossi, Georgina Tirotta, Nahuel Adhami, Antonella Fittipaldi, Chechu Vargas, Romina Julieta Ruiz, Alejandro Justiniano, Joaquín Catarineu, Sofía Val.
Swings: Lucía Perdigón, Ramiro Gelvez.
MÚSICOS
Francisco Martínez Castro (Piano), Rodrigo Martínez Castro (Flauta), Leandro Biera (Bajo), Luis Aragona (Guitarra), Mayumi Urgino (Violín), Jonathan Miale (Cello), Franco De Paoli (Batería), Aldana Bozzo (Flauta 2),
Dirección musical: Francisco Martínez Castro
Dirección General: Juan Martín Delgado