El romance del Baco y la vaca

El romance del Baco y la vaca

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones finalizadas. Iremos informando de las próximas

  • Prensa:

    BMZ

 

No importan las especies

Baco es el dios del vino y podría decirse que en él estaba inspirado el tío del protagonista a la hora de nombrarlo, pero ese sentido se trastocó, cuando el niño debió criarse entre vacas y al sentirse uno más del grupo, su nombre le hizo sentido más allá de la b o v.

Sin lugar a dudas los textos de Gonzalo Demaría tienen una veta surrealista y abren el juego para que tanto intérpretes como directores (en este caso es la misma persona) hagan galas de su imaginación y capacidad resolutiva, así los mundos que el autor plantea, cobran vida; este unipersonal no es la excepción.

Marco Antonio Caponi juega un doble rol y da lugar a un producto que cierra por todos lados. Supo encontrar la manera de sacarle el  mayor provecho a este espectáculo y lucirse en varias facetas.

Un espacio despojado, con algunos pocos elementos, unas botas, un banquito, algo de ropa vieja, luego un micrófono y un amplificador portátil, serán suficientes para que este humilde gaucho que habla en verso, cuente su historia.

Él tiene una guitarra de lata (que en realidad tiene más instrumentos ocultos) y mientras toca se va adentrando en los hechos que lo llevaron a la cárcel. La crianza que tuvo, rodeado de vacas, alimentándose de las ubres y adorando a estas rosadas formas, hizo que su visión del mundo cambie al punto que en su adultez, se enamoró de Blanquita, una vaca y está dispuesto a todo por ella.

Desde la dirección genera un ambiente propicio para que el relato avance y se nutra de diversos elementos, como por ejemplo instrumentos que él mismo va tocando a lo largo del espectáculo o un acertado vestuario que denota quién es Baco, como vive, su nivel socio económico y a medida que avanza la obra, se va pareciendo cada vez más a aquello con lo que se identifica.

Hay un uso interesante del espacio, el cuál es usado en su totalidad, más allá de ser una sola persona en escena con el juego que hace pareciera multiplicarse. Es acá dónde entra en juego el actor, ya que el despliegue y entrega física que realiza, no es tarea sencilla.

Su cuerpo y su voz están completamente al servicio del personaje y la historia, canta, salta, baila, hace música, se tira al piso, rueda, se entrega al juego sin resquemores, acompañando esto por un enorme trabajo enfocado en la palabra, como decir para que esos versos no suenen artificiales, sino que por el contrario a los pocos minutos de comenzar el espectáculo, el público entre en el código.

También su voz está muy trabajada, sumando muchos matices que ayudan a dale forma a este hombre/vaco (si con V).

Caponi es un actor que no le teme a transformarse y correrse del naturalismo para enfrentar un nuevo desafío y “El romance del Baco y la vaca” es muestra fiel de esto.

Un espectáculo muy divertido, una historia original contada de la misma manera, llevada a cabo por un actor/director que deja todo en escena y realmente tiene muy merecidos los premios que viene cosechando en este rol.

Baco está enamorado y luego de escuchar sus argumentos ¿acaso alguien se atrevería a juzgarlo?

 

 Ficha:

Dirección y actuación: Marco Antonio Caponi

Género: Unipersonal #comedia

Categorías: Reseñas

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