Como una estrella apagada

Como una estrella apagada

Ficha

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    Prensa: Mas Prensa :: Analia Cobas, Cecilia Dellatorre

 

Zamba de un regreso.

La noche norteña es profunda y cálida, las cosas se pierden cuesta arriba o cuesta abajo en la negrura. Pero hay luz en la casa y comida casera en las ollas. Los perros hociquean el aire buscando los olores lejanos que trae una promesa de lluvia.

Entonces algo irrumpe ¿Se trata de un hombre o de un recuerdo? En todo caso, se trata de un regreso. Es la vuelta del hijo y del esposo; es la vuelta de quien no se tenía noticias desde hacía años, y por lo tanto, a quien ya no se esperaba…

Ahora que volvió de Buenos Aires, Miguel (Alejandro Robles) reclama con toda naturalidad su lugar como hijo de Sora (Anabel Denápole) y como esposo de la Yole (Gabriela Ibarguren) sin embargo su soltura no le evita los cuestionamientos ¿Por qué se fue? Él dirá que era para cambiar, para curarse…  ¿Por qué volvió?

Yole y Sora se inquietan ante el recién llegado, no saben qué hacer con todo eso que descubrieron durante su prolongada ausencia.

Danilo (Emiliano Marino), amigo de la casa durante la ausencia de Miguel, será pronto un motivo de disputas y reclamos.

Hasta los perros de la casa, Diego (María Eugenia Gómez) y Pelandrún (Sol Montero), muestran su desconcierto. Es interesante seguirlos durante la obra para ver qué reconocen y qué desconocen de lo que ocurre a su alrededor.

Como una estrella apagada, escrita y dirigida por Victoria Sarchi, es una obra de aparente simplicidad. El uso del vestuario, la escenografía y los objetos ayudan a ubicarla en un plano despojado de efectismos pero evidencian por contraste la profundidad del drama que se está desarrollando.

Cada conversación entre los personajes, cada cruce de miradas van dando referencias al espectador de ese pasado que no se muestra nunca completo. De a poco se van corriendo los velos y se muestran los viejos círculos de prácticas viciadas acechando el presente: la amenaza, el miedo, la posesión. Frente a esto será crucial la elaboración que Yole y Sora fueron haciendo de sí mismas durante el tiempo en que se acompañaron y se cuidaron la una a la otra.

El autoconocimiento y el compañerismo son dos conceptos que atraviesan la obra, y desde los cuales se pueden hacer lecturas enriquecedoras de todos los personajes.

Como una estrella apagada articula todos sus elementos en pos de una exigencia justa, la de acabar con la naturalización de cualquier forma de violencia contra la mujer.

En cuanto al marco de esta historia, todo converge en una obra de carácter realista, casi costumbrista. No le faltan sin embargo detalles que salen de ese registro: los dos perros de la familia serán encargados de poner un toque musical y humorístico a la pieza.

La música en vivo (Gastón Matorra y Ezequiel Quinteiro) ameniza un poco y nos propone también una entrada a esa vida cotidiana donde las guitarras, bombos y zambas suenan a cada rato y a cada paso. Los propios músicos realizan efectos como el ruido de los truenos en una tormenta, el sonido de la lluvia sobre los techos, de gran delicadeza y precisión.

Categorías: Reseñas

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