Canto a Isadora. El encuentro onírico entre Isadora Duncan y Walt Whitman

Canto a Isadora. El encuentro onírico entre Isadora Duncan y Walt Whitman

Ficha

  • Datos de funciones:

    FUNCIONES
    Jueves 15/03, Viernes 16/03, Sábado 17/03,
    Miércoles 28/03, Sábado 31/03
    Miércoles 04/04, Jueves 05/04
    Miércoles 11/04, Jueves 12/04
    Miércoles 18/04, Jueves19/04
    Miércoles 25/04, Jueves 26/04
    21.00 Horas.-

    LOCALIDADES $150 PESOS.-

    EL CULTURAL SAN MARTIN
    Sarmiento 1551.

  • Prensa:

    Prensa: We

 

Una mujer

Isadora Duncan, simplemente la madre de la danza moderna… que título fuerte, no? Pero ella no le temía a las cosas fuertes, porque su vida fue fuerte, tuvo una infancia difícil, una adultez muy cruda en la que por un accidente automovilístico perdió a sus dos hijos y siempre tuvo que hacerle frente al que dirán y a su peor critica… ella misma. Una mujer que soñaba encuentros, historias y vivía una vida cinematográfica.

Solo una mujer, haciéndole frente a la vida que le toco vivir… que construyo. Ella hablaba a través del cuerpo, los movimientos cual ondas en el mar, la ayudaban a comunicarse, a transmitir, a enlazar… a ser.

Natalia encarna desde las entrañas a una Isadora que se siente terminada, abatida por la vida, una mujer que presiente que algo está por pasar y de cierta forma se enfrenta con su pasado, su presente y su futuro.

Cociuffo es intensa y profunda en su interpretación, construye a esta bailarina desde las posturas, el juego con sus tradicionales túnicas y movimientos ondulantes, libres… tan libres como era el alma de la protagonista.

Isadora tiene un encuentro con el poeta Walt Whitman (Roberto Romano) y allí salen miedos, logros y deudas, algo que le debe a él, aunque en realidad se lo debe a ella misma. Este dialogo onírico será fundamental para ella. A su vez se encuentra con una niña que le trae recuerdos y su ultimo desafío.

Romano acompaña en la mima sintonía, la relación entre los personajes fluye cual movimiento da la protagonista, liviano, contundente, certero. Un muy buen trabajo. También así la niña, Renata Toscano, la inocencia y las ganas se ven reflejadas en ella.

Un trabajo sentido, intimo e intenso, que muestra lo que pudo pasar ese último día en la vida de la bailarina. Claramente hay un gran trabajo de dirección por parte de Valeria Ambosio, quien capturo y pudo poner sobre la mesa la esencia de un día, un sentir, una historia… una vida; si hay algo que la caracteriza a la directora es saber contar historias cargadas de emoción, esas que empiezan adentro y se exteriorizan y esta vez, no fue la excepción.

La puesta recrea la parte de atrás de un escenario, un camarín y un hermoso piano de cola y cada elemento, tendrá su parte en esta historia. Ahí entra en juego Pablo Bronzini, el pianista, que da vida a momentos fundamentales.

Isadora baso su danza en los movimientos de las olas del mal y así mismo ondulaba su pachmina al viento, la trágica noche en la que, yendo en el auto de un amigo, la tela se enredó en la rueda y murió estrangulada. Quizá su muerte fue una metáfora de su vida, donde la ahogaban las palabras no dichas y las emociones, quizá fue solo el fin de la cinta, quizá solo una despedida.

Un conmovedor espectáculo, donde se cuenta una historia profunda con el respeto que esta merece y sin dudas interpretada maravillosamente. Un encuentro onírico, porque siempre está permitido soñar.

Ficha:

Con: Natalia Cociuffo
Roberto Romano
Renata Toscano
Pablo Bronzini

 

Dirección: Valeria Ambrosio 

Categorías: Reseñas

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