Brotherhood

Brotherhood

Ficha

  • Datos de funciones:

    Miércoles a las 21hs., en Nün Teatro Bar, Juan Ramirez de Velasco 419, C.A.B.A. - Argentina.

 

Los hermanos sean unidos…

Ellos son siete: tres varones y cuatro mujeres. Distintas edades, distintas personalidades, unidos por la misma sangre. Son hermanos, y como todos los hermanos, se atraen y se repelen permanentemente. Una historia común y un presente no tanto, pero es el mismo lazo de siempre, que a veces se acorta y otras se alarga haciendo que las distancias entre ellos se modifiquen caprichosamente. Son tiempos difíciles los que les toca vivir: sus padres ya están mayores, transitando el ocaso de sus vidas, y esto genera un devenir de situaciones y de problemas a resolver que los convoca más allá de sus voluntades. Diferentes criterios, diferentes formas de involucrarse, diferentes procesos… La proximidad de la muerte los enfrenta con sus miedos, con sus recuerdos, con sus reclamos, con sus inseguridades, con sus celos, con sus tensiones, con el vínculo mismo que los une, que los envuelve y que en ocasiones los asfixia. Y este intercambio vincular a su vez los obliga a interpelarse con ellos mismos, los obliga a hacerse cargo de sus historias individuales con sus éxitos y con sus fracasos, con sus aciertos y desaciertos. Son hermanos y se conocen; conocen cada uno de sus puntos débiles, cada uno de sus defectos y vulnerabilidades, conocen sus secretos mejor guardados.. Pueden ser crueles si es necesario; pueden tocar en la fibra más íntima del otro para hacerlo doler y reaccionar. Pero también están para apoyarse, para contenerse, para aliviarse y para alivianar el peso que implica esto de acompañar a los padres en el tramo final de sus días. Esta situación pone a la familia al borde del colapso y cada uno hace lo mejor que puede para enfrentarlo. El final es inminente y la nueva realidad que se avecina a pasos agigantados, como en una implosión, fragmentará el mapa familiar para hacerlos renacer de entre los escombros, ahora bajo una nueva estructura y orden. Solo hay algo que permanece inalterable -incluso que se ha fortaleció-, es el lazo que los une en esta hermandad irrevocable.

“Brotherhood” es una interesantísima obra escrita y dirigida por Anahí Ribeiro. Con una puesta súper creativa y vertiginosa, donde el mapping y el diseño 3D (a cargo de Demián Ledesma Becerra y Euge Vi Choque respectivamente) cumplen un rol altamente significativo en la narración dramática, y donde los actores interactúan con los mismos en un juego vivaz, eléctrico, adrenalítico y constante. Poly (Julia Funari) es la que lleva las riendas de esta belicosa y a su vez amorosa hermandad. Es la hija mayor y como tal la encargada de manejar de alguna manera el entramado de situaciones en las que convergen todos los hermanos: ellos son la Negra (María Forni), Titi (Ingrid Mosches), el Ruso (Gerardo Scherman), Lucho (Mariano Sacco), el Gringo (Carlos Marsero) y Yiyí (Bárbara Majnemer). Sin dudas un elenco de maravillosos actores con una gran habilidad y destreza para abordar a la velocidad luz los distintos estados que transita la obra, toda una montaña rusa emocional adonde también están subidos los espectadores. No hay respiro para unos ni para otros: de la risa exultante al llanto angustiante en milésimas de segundo, desafiando el bienestar cardíaco de los presentes. Las luces de Akira Patiño se acoplan perfectamente a esta vorágine de estímulos, y potencia los distintos climas que van surgiendo. Lo mismo que la música, tan acertada, que imprime de fuerza y energía a la acción dramática. Una idea atrapante y rica en matices y conflictos, conjugada a la perfección con un elenco espectacular y una serie de elementos expresivos e innovadores, dan por resultado final esta propuesta imperdible.

La vejez, el deterioro, la decrepitud y la pérdida de los padres nos afecta a todos, mayoritariamente a los que estamos transitando la edad madura. Es un proceso natural para el que se supone debemos prepararnos. Es la ley de la vida, es lo natural. Pero a pesar de saberlo así, no deja de afectarnos. Lo interesante de “Brotherhood” es que, a diferencia de otras historias, no pone el foco en la compleja relación entre padres añosos e hijos adultos, si no que parte de ahí para sumergirse en el entramado vincular de los hermanos, de los pares, de los contemporáneos, sacando a la luz una multiplicidad de factores, de intereses contrapuestos, de disputas, de tensiones, como así también de incondicionalidades afectivas, que hacen que este tipo de lazos sean únicos. Imposible no empatizar con esos personajes que hablan tanto de nosotros que nos conmueven, nos sensibilizan, nos muestran cuán frágiles somos. Pero también nos divierten con su complicidad, su picardía, su locura, su forma astuta de armar alianzas y estrategias. “Brotherhood” juega con nuestras fibras íntimas, y nos desestabiliza emocionalmente de manera eficaz y atrevida. De la risa al llanto en un tris, sin pedir permiso, impertinentemente. Nos socaba el alma y juega con ella, tan grácilmente que caemos bajos los influjos de su hechizo. Imperdible. Para reír, llorar y pensar mucho… mientras nos fundimos en un abrazo con nuestros hermanos.

Ficha:

Dramaturgia y dirección: Anahí Ribeiro

Elenco: Julia Funari María Forni Ingrid Mosches Gerardo Scherman Mariano Sacco Carlos Marsero y Bárbara Majnemer

Categorías: Reseñas

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