Asesinato de un ángel

Asesinato de un ángel

Ficha

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Culpables

Cuando el público ingresa a la sala, encuentra un escenario iluminado con tonos azules y humo, en el medio una pequeña sábana tapando algo en el suelo, a un lado está Camila (Luján Blaskey), arrodillada, con los ojos fijos en el centro y claramente consternada, del otro, se encuentra Boris (Michel Hersch), impávido. Están rodeados por lonas blancas, con algunas manchas de colores, cuentan con un baúl y algunas sillas, están en su casa.

A poco de comenzar la acción, dejan muy en claro que esa tela tapa un cuerpo, el cadáver de Ariel, quien murió en manos de ella, cuando fríamente con un piedrazo en la cabeza, terminó con su vida; su compañero, aparentemente tuvo su grado de responsabilidad, a pesar de no haber dado el golpe.

Mientras piensan que hacer, recorren la relación que tenían con la víctima, como era él y como (según ellos) se relacionaba con el resto del mundo; es notorio que se conocían hace mucho y si bien no se aclara cuál era la relación, se entiende que era un amigo y por algún motivo, estaban cansados de él, su sola presencia les molestaba, los exasperaba.

Dialogan e intentan expiar sus culpas, justificar lo injustificable, pero entran dos personajes más en juego, una testigo (Abril Di Yorio) de esa relación de tres y un Juez (Tomás Harguinteguy) que intentará sacar en claro que, como y porque pasó lo que pasó.

Un espectáculo que incluye algunas canciones (con música en vivo), permitiendo que los intérpretes se luzcan con su talento para el canto, sin dejar de lado la parte actoral, mediante la cual generan un intercambio muy fluido en escena y logran que el engranaje funcione.

El vestuario de la pareja principal es prácticamente el mismo, lo que los iguala, los deja parados en el mismo lugar desde lo visual y lo que no se ve, su ropa es negra, con las mismas manchas de colores que tienen las paredes, unificándolos, lo que los rodea, ellos están en el lugar y en parte son ese espacio. Mientras que los otros dos personajes, también de negro, se diferencian del resto.

Su director (y autor), Juan Alvarez Prado, si bien usa el escenario para la acción principal, se vale de toda la sala para la puesta, ya que hace uso de butacas, escaleras y juega con el arriba y abajo del proscenio.  Esta distribución le suma agilidad e interés al espectáculo.

El dramaturgo decidió que Ariel sea un ángel, pero quizá eso no es más que una metáfora, se pone en lugar de las cosas importantes y del cuidado que cada uno les da, como se deja morir un sueño, una relación, una esperanza, una amistad, un amor… un ángel. Por su parte el Juez y la testigo, pueden estar puestos en el afuera o dentro de cada uno, ser otro o simplemente esa parte interna que trata de razonar y entender, pero a veces pareciera que simplemente juzga.

Un ángel ha muerto en manos de quienes se supone que lo querían y debían cuidarlo, ustedes ¿cómo tratan a su ángel?

Ficha

Con: Luján Blaskey, Michel Hersch, Abril Di Yorio, Tomás Harguinteguy

Teclado: Hernán López Sosa

Dirección: Juan Alvarez Prado

Categorías: Reseñas

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