Una duda razonable

Ficha
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Prensa:
Alexis Mazzitelli
Doce personas en pugna
El director chileno Ramón Mazuela Falchetti presenta una adaptación teatral de la famosa obra Doce hombres en pugna, escrita originalmente por Reginald Rose. Bajo el título de Una duda razonable, la obra se traslada al escenario con una nueva perspectiva, en la que los personajes y sus conflictos se mantienen vigentes y atemporales. Esta adaptación no solo conserva la esencia de la historia, sino que también logra captar la complejidad de los personajes, llevando la narrativa a un contexto más cercano a nuestra realidad contemporánea.
La trama se centra en un jurado compuesto por doce personas que deben deliberar sobre la culpabilidad de un adolescente acusado de asesinar a su padre. Lo que parece ser un caso sencillo, rápidamente se convierte en un juego de poder, prejuicios y emociones a flor de piel. A medida que avanza la obra, la discusión se intensifica, revelando las verdaderas personalidades de los jurados y las tensiones latentes entre ellos. El calor sofocante del verano, la fatiga acumulada y la presión de tomar una decisión tan importante como la vida o muerte de un joven, crean un ambiente tenso, en el que se combinan el deseo de justicia con los intereses personales y las opiniones preconcebidas de cada miembro del jurado.
El conflicto central se desarrolla en torno a la necesidad de llegar a un veredicto unánime: la absolución o la pena de muerte. Cada jurado tiene su propia perspectiva, influenciada por su educación, valores, experiencias y, sobre todo, sus prejuicios. La obra no solo expone el drama de un juicio, sino que nos invita a reflexionar sobre las complejidades del ser humano, el concepto de justicia y la responsabilidad moral que recae sobre los que forman parte de un sistema judicial. Esta obra ofrece al público adentrarse en las mentes y emociones de los personajes, quienes a medida que avanzan las deliberaciones, se van mostrando tal como son: personas con defectos, pasiones, inseguridades y miedos.
En términos de escenografía, se opta por un diseño minimalista y eficaz. La escena se reduce a lo esencial: doce sillas y una pequeña mesa, lo cual mantiene el enfoque en el diálogo y el conflicto entre los personajes. La sencillez de la escenografía permite que los actores y el discurso se conviertan en los verdaderos protagonistas. El vestuario, igualmente sencillo y contemporáneo, con trajes y camisas formales, ayuda a establecer la atmósfera de un entorno cotidiano de oficina. Este enfoque visual refuerza la idea de que los personajes, aunque inmersos en un drama intenso, son personas comunes. El uso de la luz es otro elemento fundamental para potenciar la atmósfera de la obra. La iluminación varía en intensidad y color, creando distintos climas que acompañan las fluctuaciones emocionales y las tensiones entre los personajes. Los momentos de duda, de reflexión profunda o de confrontación, se acentúan a través del juego lumínico que contribuye a la construcción de una narrativa visual que refuerza lo dicho verbalmente. La luz se convierte en un lenguaje en sí misma, permitiendo al espectador captar las sutilezas y los matices de la situación.
La música, sutil pero efectiva, acompaña el desarrollo narrativo de la obra. Su presencia en momentos clave de la trama amplifica la tensión y resalta las emociones que los personajes experimentan.
Los actores logran una buena interpretación porque los diálogos de Rose son trasladados al contexto actual con naturalidad, sin perder la intensidad emocional. Las actuaciones van más allá de las palabras; los gestos, las miradas y los desplazamientos en escena permiten que el público perciba la evolución de cada personaje. Desde el más seguro de sí mismo hasta el que duda, el más agresivo hasta el más conciliador, cada uno de los miembros del jurado se caracteriza por sus matices, haciendo que cada interacción sea única y relevante.
Una duda razonable es una adaptación que no solo mantiene la esencia del clásico de Rose, sino que la reinventa, adaptándola al contexto contemporáneo y ofreciendo una experiencia teatral que no solo invita a cuestionar la justicia y el sistema judicial, sino que también ofrece un espacio para reflexionar sobre la moralidad, el prejuicio y la naturaleza de las decisiones.
Ficha
Autor: Ronald Heim
Actúan: Marisa Salerno, Juan Lucero, Nicolás Viguera, Eugenia Valenzuela, Linda Goujon, Mario Sosa, Micaela Rosa, Aldana Sosa, Carlos Covillera, Gloria Ibero, Silvana Masi, Miguel Olano.
Gráfica y audiovisual: Nicolás Viguera, Nicolás Yaconis.
Prensa: Alexis Mazzitelli
Producción: Teatro La Matrera
Dirección: Ramón Mazuela Falchetti
Género: Drama
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