Tracción a sangre
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Cuerpos exhaustos para que el mundo siga girando
La palabra “trabajo” hace alusión a una ocupación que tiene algún tipo de retribución. Usualmente supone un orden o jerarquía. Esta relación de dependencia puede influir en el ejercicio de la labor y el resultado de la misma. Por ello, es necesario contar con las condiciones mínimas para desempeñar la labor en cuestión y que estas permitan volver a seguir trabajando.
“Tracción a sangre” plantea una realidad distópica en la que Jota (Aldana Faría) y Goya (Lucía Arreche) se encuentran trabajando sin parar para producir energía. Con mucho esfuerzo, presión y muy poco descanso manipulan un molino, un fuelle y una bicicleta. Ambas intentan apoyarse y cumplir con lo solicitado por sus superiores, pero no dan abasto desde que a Sasha (Lilén Cheruse) la ascendieron. Entre el agotamiento, la urgencia de no bajar de nivel Goya, Jota y Sasha sortearán la vida.
Las actrices nutren la escena de energía, el trío es dinámico. La relación entre el dúo de la resistencia Goya y Jota es muy distinta al planteamiento de Sasha y así la relación que tiene ella con cada una de estas trabajadoras desesperadas. Las relaciones están sujetas a los roles, si los roles cambian, las relaciones también. Y, la evidencia de ello es un elemento trascendental en esta pieza.
Como se mencionó anteriormente, en escena están las tres máquinas; fuelle, molino y bicicleta. Resulta fundamental para la obra, observar cómo estas mujeres trabajan con la maquinaria ya que es posible observar la energía empleada y el cansancio. Además hay teléfono por el cual les avisan cuando la carga está completa. Sin embargo, no es posible responder, preguntar o hablar a través del aparato. Este elemento evidencia cómo las órdenes son dadas y acatadas mas no cuestionadas o charladas.
El vestuario de Goya, Jota y Sasha visten un pantalón marrón con suspensores y una remera beige. La boina y un abrigo violeta son elementos característicos del rango de supervisora y quien los porte ejercerá ese poder.
Por último, la iluminación fue cuidada y pensada respecto al funcionamiento de las máquinas y el tiempo de uso de ellas. En ese sentido, en contraste a la oscuridad: la luz roja, el estrobo y una iluminación cálida general complementan la escena otorgándole un matiz peligroso, urgente y cotidiano respectivamente.
Víctor Chacón se encargó de la dramaturgia y la dirección. Tanto en el texto como en la puesta logra poner sobre la mesa el agotamiento de los cuerpos y la falta de sentido. Se establece de manera clara y sencilla la obligación y necesidad de mantener el estatus quo, en este caso trabajo, y a su vez la idea de no tener muy claro qué es lo que hace, para quién trabajan. Se dibuja así la figura de “los destacados” unos seres de mayor nivel socioeconómico viven de manera muy distinta. Bajo estas decisiones la obra logra tintes de absurdo y comedia.
Finalmente, esta obra es una invitación para reflexionar sobre el tiempo, el trabajo y el poder. Estos elementos están más allá de una época y ahí su importancia. ¿Se puede ir contra el poder?, ¿qué hay después del nivel más bajo?, ¿quiénes son realmente los destacados? Las condiciones en las que se encuentran estas mujeres resultan lamentables, pero no les queda más que poner al servicio su propio cuerpo. Tracción a sangre para que el mundo siga girando
Ficha:
Dramaturgia y Dirección: Víctor Chacón.
Actúan: Lilén Cheruse, Lucía Arreche y Aldana Farías.
Género: drama
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