No alcanza con volver, también hay que devolver

 Vivi (Carla Scatarelli) es una mujer de pueblo, con sueños sin cumplir. Vive con su madre, ya muy mayor. Se para todos los días frente a la ventana y observa desde la efervescencia del pueblo que celebra su aniversario, lo viejo que se va, lo nuevo que se avecina. Su loro se voló ese mismo día, en que Emilio (Ruben de la Torre), su amor de adolescencia, vuelve al pueblo

La obra, un texto de Agustín Meneses, explora con sensibilidad la nostalgia, el miedo al cambio y la búsqueda de la propia identidad.

Con una casa de jardín como escenario principal, crea un ambiente familiar y acogedor, pero también un tanto melancólico. La mesa y las sillas, elementos cotidianos, se convierten en testigos silenciosos de la vida de Vivi y su madre Gloria (Silvina Katz), una mujer mayor que parece perderse en sus propios recuerdos.

La obra se centra en la relación entre Vivi y Emilio, su ex novio de la adolescencia. El regreso de él al pueblo, habiéndose ido muy joven, ahora un locutor exitoso, con un hijo (Benicio Chendo), resalta el contraste entre sus vidas. Él, que se fue a cumplir sus sueños, mientras que ella se quedó en casa, aferrada a la seguridad de lo conocido. La presencia de Emilio desata en Vivi una serie de emociones contradictorias: nostalgia por el pasado, temor a la incertidumbre del futuro y una profunda inseguridad en su propia capacidad de «volar».

La metáfora del loro que se escapa, un regalo de Emilio, es particularmente potente. El ave, símbolo de libertad y sueños, se va volando el mismo día que este regresa al pueblo, reflejando la propia incapacidad de Vivi de dejar atrás el pasado y abrazar el futuro.

La obra también destaca la relación entre Vivi y su madre. La madre, a veces ausente y perdida en sus recuerdos, representa la dificultad de dejar atrás el pasado y adaptarse a los cambios. La conexión entre madre e hija, aunque llena de amor, también refleja la complejidad de la comunicación y la comprensión entre generaciones. Ambas son visitadas por su vecina (Malena Resino), quien las ayuda y acompaña todo el tiempo.

La interpretación de Carla Scatarelli es conmovedora y auténtica, transmitiendo con precisión la complejidad emocional del personaje. Junto a Silvina Katz, construyen escenas de madre e hija muy vividas, con mucho sentimiento.

Mismo sentimiento en las escenas con Rubén de la Torre, donde el rencor y la aspereza se van soltando, transformándose en romance.

Benicio Chendo y Malena Resino le dan ese aire de juventud que choca con la seriedad y opacidad de los recuerdos. Ambos con esa energía tan característica de no detenerse y recorrer el mundo.

La escenografía, aunque simple, crea un ambiente íntimo y evocador que contribuye a la atmósfera melancólica de la obra.

«Torna Amore» es una obra que invita a la reflexión. Nos presenta a Vivi, una mujer que lucha con la nostalgia y el miedo al cambio, pero también con la esperanza de encontrar su propio camino.

A través de un lenguaje sencillo y una puesta en escena íntima, nos recuerda la importancia de enfrentar nuestros miedos y abrazar la posibilidad de un nuevo comienzo.

 

Ficha

Dramaturgia: Agustín Meneses

Actúan: Benicio Chendo –  Rubén De la Torre – Silvina Katz – Malena Resino – Carla Scatarelli.

Vestuario:  José Escobar

Escenografía: José Escobar

Iluminación: Sebastián Irigo

Musicalización: Sebastián Irigo

Asistencia de dirección: Vivi Huerin

Asistencia de Escenas: Facundo Leyrado

Prensa: Kasspress

Producción ejecutiva: Torna Amore – Rubén De la Torre

Dirección Adjunta: Agustín Meneses

Dirección General: Sebastián Irigo